Más allá del factor estético, los dientes torcidos pueden modificar la mordida, provocando maloclusión —diferencia entre el tamaño de la mandíbula superior e inferior—, sobremordida u otros problemas relacionados con la salud bucal.

El primer paso para saber si un niño requerirá un tratamiento de ortodoncia, es reflexionar sobre los antecedentes familiares. Por lo general, los problemas dentales son hereditarios. Entonces, si tú o alguien en tu familia tuvo aparatos de ortodoncia, es muy probable que tus hijos también los necesiten.

Para determinarlo, un especialista en el tema debe evaluar al menor. El ortodoncista es el que decidirá si el niño necesita los aparatos de ortodoncia o no, así como el tipo.

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¿Cuándo asistir por primera vez al ortodoncista?

Aunque no hay una edad específica, expertos opinan que los niños deben acudir con un ortodoncista una vez que les comienzan a salir los dientes permanentes, es decir, alrededor de los 7 años de edad; momento en el que ciertos problemas, como las mordidas irregulares o la falta de espacio para los dientes, comienzan a ser evidentes.

Toma en cuenta que la ortodoncia trae consigo algunos riesgos. Esto se debe a que los aparatos generan diminutos espacios alrededor de los dientes, donde pueden acumularse partículas de alimentos y bacterias. En estos casos, existe un mayor riesgo de pérdida de minerales en la superficie esmaltada de los dientes —lo que puede producir manchas blanquecinas permanentes—; así como caries dentales y enfermedad de las encías.

Para evitarlo, es importante hacer visitas recurrentes al ortodoncista y seguir sus instrucciones al pie de la letra. También es esencial mantener una buena higiene: cepillarse cuidadosamente, preferiblemente después de cada comida, con un dentífrico con flúor y un cepillo de cerdas suaves.

 

Vía: Kids Health