Se conoce como listeriosis a un tipo de infección grave que, generalmente, es causada por consumir alimentos contaminados con la bacteria denominada Listeria monocytogenes.

Aunque el número de casos que se registran de esta infección no es muy amplio -se estima que aproximadamente 1 600 personas contraen la listeriosis cada año- su alto riesgo para la salud la convierten en una de las infecciones alimentarias más peligrosas que hay.

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Existen dos variantes de infección por listeria:

-No invasiva.- Afecta principalmente a personas saludables y sus síntomas incluyen diarrea, fiebre y dolor muscular.

-Invasiva.- Es en la que radica el mayor peligro. El grupo de personas que tienen mayor riesgo de contraerla incluye a mujeres embarazadas, pacientes bajo tratamiento contra el cáncer o el SIDA, pacientes que acaban de recibir un trasplante de órgano, personas mayores y niños.

Los síntomas que indican un posible caso de listeriosis invasiva incluyen fiebre, dolor muscular, infección grave y generalizada de todo el organismo, y meningitis. La incubación varía entre pocos días y 90 días.

Expertos en salud señalan que es importante que las personas acudan al médico de inmediato si presentan los síntomas antes descritos.

¿En dónde se encuentra?

La bacteria que causa esta infección puede encontrarse en diversos lugares, como el agua, el suelo, los vegetales, la comida o en la superficie de animales.

De acuerdo con los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), las comidas con más probabilidades de contener la bacteria son las carnes curadas, tales como jamones o salchichas, o alimentos listos para comer, como quesos blandos y pescados ahumados.

Prevención

Aunque algunos alimentos pueden contaminarse desde el proceso de fabricación, hay algunas medidas que pueden tomarse para mitigar las posibilidades de infección. Los CDC recomiendan:

-Tratar de consumir quesos frescos hechos con leche pasteurizada y, para los grupos de riesgo en específico, evitar ingerir variedades de quesos blandos, tales como el azul, el brie, panela o camembert.

-Se aconseja calentar embutidos y carnes frías antes de comer, consumir las sobras en el refrigerador antes de 3 o 4 días y asegurarse de que la temperatura del mismo se encuentre siempre por debajo de los 40°C.

-Mantener la higiene de la superficie donde se cocina y separar los alimentos crudos de los cocinados.

 

Vía: BBC