Dormir lo suficiente y con una adecuada calidad es fundamental. Una de las medidas más importantes es la duración promedio de sueño cada noche. La cantidad de sueño necesaria para cada paciente es diferente.
El sueño impacta en muchos aspectos de la salud y la función; entre ellas la cognitiva, mental-conductual y fisiológica. La función cognitiva incluye procesos tales como la memoria, el aprendizaje y el razonamiento abstracto; mientras que la salud mental y conductual puede incluir indicadores generales de calidad de vida y riesgos para diagnósticos específicos, tales como la ansiedad o la depresión. Así como la relación con el apetito, aumento de peso y el metabolismo, junto con el procesamiento de los carbohidratos y los efectos sobre la salud cardiovascular.
La Fundación Nacional del Sueño acaba de publicar las recomendaciones basadas en la edad del paciente en relación a la duración del sueño nocturno. Para los adultos el sueño debe de ser entre 7 y 9 horas, aunque se formó una nueva tendencia de que “6” horas pueden ser suficientes en dicho grupo poblacional.
Los riesgos son altos, ya que del 10% al 30% de la población adulta de Estados Unidos duerme menos de 6 horas por noche.
¿Quiénes son estas personas para las que 6 horas de sueño «pueden ser apropiadas»? Las nuevas recomendaciones no ofrecen muchos detalles sobre este punto.
No es posible identificar datos de privación del sueño por las importantes diferencias en la arquitectura del mismo mediante polisomnografía, o las características clínicas específicas en cada persona. El grado en que la deuda de sueño afecta el rendimiento y la salud en general es difícil de determinar.
