Lo que se conoce como ‘hacer trampa’ es resultado de la cultura actual en donde se fomenta la competitividad.

Es común que en este contexto los niños aprendan, o interpreten, que perder es algo ‘malo’ y, por lo tanto, su deseo de hacer ‘bien’ las cosas los lleve a cometer trampas.

Si bien puede interpretarse como un aspecto superficial, expertos recomiendan que los padres no pasen por alto esta conducta en sus hijos, sobre todo si sucede de forma frecuente.

Conoce más: ¿Premiar o castigar, qué es mejor para educar a los niños?

De acuerdo con la Academia Americana de Pediatría (AAP), un niño que tiene problemas crónicos de hacer trampa puede necesitar ayuda profesional. Esto se debe a que, con frecuencia, hacer trampas es un síntoma de un posible problema emocional, o de problemas con compañeros.

Ambos son escenarios que deben abordarse con seriedad, recurriendo a un asesor de salud mental, o un especialista infantil.

¿Cómo abordar el tema de la trampa con mi hijo?

Para evitar que un pequeño haga trampas con frecuencia, la AAP recomienda a los padres de familia tomar en cuenta las siguientes consideraciones:

-Hablar con ellos sobre la competitividad cuando comiencen a jugar con otros niños, ya que este es un momento en el que con frecuencia hacen trampa.

-Observar cómo los niños juegan y reconocer cómo surge la competitividad, la lucha y el aprendizaje social.

-Cuando un niño es acusado de hacer trampa, se deben considerar muchos factores, incluyendo el grado de presión que tenía el niño para ganar, y sus propios comentarios con relación a la competencia.

-Algunos niños tienden a cometer trampas cuando se involucran en juegos o tareas que son demasiado complejas.

-Evitar cargar a los hijos de presión para triunfar en un rubro en el que alguno de los padres sobresale. En algunos niños, hacer trampa puede convertirse en un mecanismo de autodefensa cuando se encuentran bajo la presión de los padres.

-Considerar el ejemplo que el ambiente familiar le proporciona a los niños. Si alguno de los padres comete trampas con frecuencia, los niños pueden copiar este comportamiento. En algunos casos, la voluntad de un niño por hacer trampa se relaciona con los valores con los que se crió.

-Realizar juegos en familia, en donde se involucren las posibilidades de perder como algo natural, puede enseñar a los niños a competir entre sí sin hacer trampa.

 

Vía: Academia Americana de Pediatría (AAP)