Como seres humanos, todos estamos expuestos a cometer errores. Estos pueden ser pequeños o grandes. Pero pese a estar conscientes de ello, cada persona llega a pensar que es el fin del mundo cuando comete un error, lo cual puede afectar negativamente su salud integral.

La realidad indica que pocas veces los errores de una persona son tan grandes como los imaginan, y todos los demás tienen cosas más importantes que hacer que pensar en el error de quien lo cometió.

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Es por ello que los expertos en salud mental recomiendan a personas que han cometido errores que estos no tienen que ser los desastres del fin del mundo que perciben.

¿Por qué cuesta tanto trabajo reconocer un error?

De acuerdo con el Decision Lab, un centro de investigación de diseño conductual, los humanos “tendemos a interpretar las evidencias de una manera que hace parecer que nuestra idea anterior era mejor”.

Esto quiere decir que queremos que nos vean como personas consistentes y reconocer que una decisión importante que tomamos fue un error, destroza esa imagen. Lo cual hace que el cerebro trabaje contra el cambio en varios niveles, aumentando con ello la dificultad de corregir un desacierto importante en la vida.

Repercusiones en la salud

Expertos señalan que la vergüenza y el golpe a la autoestima de cometer un error y no quererlo reconocer pueden manifestarse en formas ilimitadas, y algunas veces se manifiestan incluso con dolores físicos.

Además, puede aumentar las probabilidades de que una persona caiga en depresión o genere niveles poco saludables de ansiedad.

Recomendación

Los especialistas coinciden en que el primer paso para corregir un error garrafal es ser honesto y crítico con uno mismo y reconocerlo.

El segundo paso es todavía más decisivo: aceptar que fue un error, pero no permitir que nos defina.

Después de reconocer el desacierto y aceptar que nos hemos equivocado, el tercer paso y el más difícil es dejar de pensar en ello y construir gradual y metódicamente un plan para llegar adonde queremos ir, paso a paso.

Si bien nunca es fácil recuperarse de errores importantes, estar consciente de los obstáculos que hay en el camino es la única forma de librarlos.

 

Vía: The New York Times