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Aarun Naik, psicoterapeuta con sede en Liverpool (Reino Unido), lleva ofreciendo sesiones de terapia en línea durante aproximadamente nueve años, por lo que tiene una vasta experiencia en este rubro y no ha sido ajeno a esta forma de otorgar psicoterapia durante la pandemia de COVID-19.

«Al experimentar las sesiones por cámara web como paciente, tanto en entornos individuales como grupales, me convencí de lo rápidas y efectivas que pueden ser para crear un sentido de conexión y relación genuina entre el terapeuta y el paciente», explicó.

«Esto se reconoce bien a través del concepto de ‘efecto de desinhibición’. Como los pacientes están en sus propios hogares o en un espacio de su elección, con un nivel de distancia física y separación del terapeuta, suelen sentirse más seguros y pueden aportar más de lo que podrían en el entorno desconocido de una sala de terapia», agregó.

Según Naik, trabajar en línea parece haberse vuelto mucho más popular en la última década. «Me imagino que esto se debe en parte a las ventajas que ofrece y también a que nos estamos volviendo más digitales como sociedad. Como resultado, el concepto de hablar con la gente a través de aplicaciones se ha convertido en algo natural para muchas personas, especialmente para las generaciones más jóvenes», detalló.

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¿Cómo aprovechar al máximo las sesiones a distancia?

Naik aconseja a los pacientes que eliminen tantas distracciones como sea posible. «Apaguen el teléfono fijo y el móvil. No se detengan a mitad de la sesión para abrir la puerta de su casa. Tengan un plan para mantener ocupadas a sus mascotas, sobre todo si son ruidosas y demandantes, o a sus niños si son pequeños», aconsejó.

También recomienda establecer un plan de respaldo por si se pierde la conexión a mitad de la sesión.

«La tecnología es maravillosa cuando funciona, pero en ocasiones puede fallar. La conexión a Internet se interrumpe; el software de video falla repentinamente; en medio de un momento importante, la computadora de un paciente decide de repente que es hora de reiniciar e instalar actualizaciones; a alguien se le olvidó enchufar el cable de alimentación y la computadora se apagó a mitad de la sesión. Aunque son poco frecuentes, estas cosas suceden», advirtió Naik.

Tales interrupciones siempre son irritantes, pero pueden resultar especialmente perturbadoras durante una sesión de terapia.

Asimismo, el experto aconseja a sus pacientes tomar un respiro antes y después de las sesiones. «Los animo a que traten de reservar 10 minutos antes de la sesión para prepararse y acomodarse. Del mismo modo, les pido que intenten reservar un tiempo después de la sesión, para permitir que su experiencia se integre un poco, en lugar de apresurarse directamente a las tareas urgentes o compromisos que tengan».

Sumado a lo anterior, la doctora Julia Coakes, psicóloga clínica y consultora en el Insight Therapy Center, en Leeds (Reino Unido), dijo que es muy importante encontrar un lugar donde te sientas seguro para hablar durante la sesión de terapia virtual.

La especialista aconseja a los clientes no realizar la videollamada desde su dormitorio, si les es posible.

«Consigue una habitación para ti distinta a tu cuarto, si puedes. Esto porque si vas a hablar de algo difícil, no querrás llevarlo al espacio donde duermes para que te lo recuerde mientras intentas dormir», comentó.

Si la pareja, mamá/papá o los hijos de un paciente se van de la casa durante la sesión, es común que le resulte más fácil hablar sobre de esas relaciones, agregó. «Hablar de las dificultades de ser padre es difícil cuando estás en casa con tu hijo».

A veces, puede ser apropiado pedir directamente privacidad. «Tengo una paciente que se mudó con su madre y su padrastro. Ella les pidió lo siguiente: ‘¿Pueden hacer su caminata diaria cuando yo tenga mi terapia?'», relató Coakes.

Por ello, es imperativo que la persona esté en un espacio privado y cómodo, pues debe sentirse aislada del mundo exterior.

 

Vía: Patient