El trabajo de parto es una actividad extenuante que tiende a provocar hambre y sed en las futuras madres. Pese a ello, el consumo de alimentos no es recomendable y se prohíbe en muchos centros de salud, motivo por el que los médicos restringen cualquier ingesta a trocitos de hielo o agua simple.

Este tema ha provocado muchos debates. Para descubrir si realmente existían riesgos, médicos estadounidenses realizaron un estudio a 2,800 mujeres embarazadas. De acuerdo con los resultados, el acceso a la comida y a las bebidas durante el parto no conducía a complicaciones adicionales en las pacientes. Pero eso no es todo, las mujeres que sólo consumían trocitos de hielo —grupo de control— presentaron mayores probabilidades de necesitar una cesárea.

«No estamos seguros de cuál es el motivo exacto», apuntó la autora líder del estudio, Anna Shea-Lewis, directora de salud materna e infantil en el Hospital St. Charles en Port Jefferson, Nueva York.

La práctica de restringir la comida y el agua durante el parto surgió para prevenir vómitos y aspiración de contenido gástrico en caso de requerir anestesia general. Esta situación ha cambiado con el tiempo, debido a que en la actualidad son más las mujeres que reciben anestesia epidural —cerca de la médula espinal—.

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¿Qué opinan los expertos?

De acuerdo con el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG, por sus siglas en inglés), no es recomendable que las mujeres consuman alimentos sólidos durante el parto. Esto se debe a que el esfínter esofágico —una válvula que mantiene la comida en el estómago— es débil en las mujeres embarazadas y, si hay una emergencia, es importante poder administrar una anestesia general de forma segura. No obstante, la decisión suele ser individualizada.

«La etapa de empujar amerita mucho esfuerzo y energía. Si una mujer no ha comido, se sentirá deshidratada y sin energía, y no le irá igual de bien. Es muy razonable replantearse una política general», aseveró Scott Sullivan, vocero del ACOG.

Es importante considerar que algunas mujeres tienen un riesgo más alto de requerir una aspiración o cirugía. Entre ellas destacan aquellas con diabetes, reflujo ácido o antecedentes de cirugía abdominal. Si estás próxima a ser madre, te recomendamos plantear esta situación con tu médico de cabecera y elegir qué es mejor para ti.

 

Vía: Health Library