sandwich-etiqutadoHace un par de meses en Clikisalud les platicamos sobre un experimento que el Hospital de Massachusetts, Boston, realiza en su cafetería para alertar a sus clientes sobre el valor nutricional de los alimentos a través de los colores de un semáforo. Después de dos años la institución, perteneciente a la Universidad de Harvard, ha publicado un nuevo informe en la Revista Americana de Medicina Preventiva en la que señala que los cambios favorables en los hábitos alimenticios que con anterioridad ha reportado se han mantenido durante el tiempo que ha durado el experimento.

“Nuestros resultados actuales muestran que los cambios significativos en los patrones de consumo, entre los empleados del hospital y los clientes en general, que son resultado del etiquetado y el programa de arquitectura de elección no se desvanece cuando los clientes de la cafetería se acostumbran a ellos”, señala Anna Thorndike, de la División de Medicina General del hospital, quien lidera el estudio.Esta es buena evidencia de que estos cambios de elecciones saludables persisten en ele tiempo”, agregó.

Como parte del estudio, etiquetas – verde, amarillo o rojo – fueron colocadas en todos los alimentos en la cafetería del hospital. Frutas, verduras y las fuentes de proteína magras fueron etiquetadas con color verde, mientras que la comida chatarra fue etiquetada en color rojo. También se sometió a la cafetería a un rediseño para colocar los productos saludables en lugares más visibles -a la altura de los ojos- y así llamar más la atención de los clientes.

El estudio mostró que los cambios parecían producir más compras de alimentos sanos y menos de los no saludables, especialmente bebidas. Los artículos con etiqueta verde se vendieron un 12 por ciento más cuando se puso en marcha el programa, por su parte la venta de productos etiquetados con rojo cayó en 20 por ciento. La venta de bebidas poco saludables se redujo en 39 por ciento.

Según explicó Thorndike, hasta el momento estos son resultados muy importante en la investigación, ya que se demuestra que el etiquetado de alimentos y productos que puede promover opciones más saludables pueden persistir a largo plazo, sin que exista evidencia de “fatiga de la etiqueta”.

«Los próximos pasos serán desarrollar maneras más eficaces de promover las opciones saludables a través del entorno de servicio de alimentos y traducir esta estrategia a otros lugares de trabajo, realizando ajustes ya se trate de entornos institucionales o particulares”, comentó.

Vía: Universidad de Harvard