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Mediante un nuevo estudio publicado en la revista JAMA Network Open, médicos de un sistema hospitalario de Ohio, en Estados Unidos, descubrieron otra posible consecuencia de la pandemia de COVID-19: más casos de «síndrome del corazón roto».

Esta afección, conocida en el ámbito médico como miocardiopatía por estrés, parece similar a un ataque cardíaco, con síntomas como dolor en el pecho y disnea (dificultad para respirar). Pero su causa es distinta: los expertos creen que refleja una debilidad temporal en el músculo cardíaco debido a un aumento de las hormonas del estrés.

Asimismo, en dos hospitales de la Clínica Cleveland, los diagnósticos de miocardiopatía por estrés se dispararon durante las primeras semanas de la pandemia de COVID-19.

De acuerdo con la investigación, durante marzo y abril se diagnosticó miocardiopatía por estrés en casi el 8% de los pacientes que llegaron al departamento de emergencias con dolor en el pecho y otros posibles síntomas cardíacos.

Lo anterior fue de cuatro a cinco veces más alto que las tasas observadas durante los períodos previos a la pandemia, que oscilaban entre 1.5% y 1.8%.

Y aunque la COVID-19 puede provocar complicaciones cardíacas, ninguno de los pacientes con miocardiopatía por estrés dio positivo para la infección, señaló el doctor Ankur Kalra, cardiólogo y uno de los autores del estudio.

«Esto sugiere que no es una manifestación del virus, sino el estrés causado por la pandemia», indicó.

La miocardiopatía por estrés es un diagnóstico relativamente nuevo, y los médicos todavía están tratando de entenderlo completamente, comentó Kalra. La condición recibió su «apodo» ya que puede surgir después de un evento emocionalmente difícil, como un divorcio o la muerte de un ser querido.

Pero otras situaciones estresantes, desde un accidente de tráfico hasta una cirugía, también pueden ser factores desencadenantes, dijo Kalra.

Cabe destacar que la condición puede no surgir inmediatamente después del desencadenante, apuntó el doctor David Kass, profesor de cardiología en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore.

Kass dijo que una persona podría, por ejemplo, desarrollar miocardiopatía por estrés después de vivir un terremoto y luego lidiar con el miedo a otro.

Se cree que la afección ocurre cuando el músculo cardíaco se ve abrumado por una avalancha de catecolaminas, mejor conocidas como hormonas del estrés, explicó Kass. Esto reduce temporalmente la capacidad de bombeo del corazón.

La condición es bastante diferente a un ataque al corazón, subrayó. No hay obstrucciones en las arterias, y aunque las células del músculo cardíaco pueden quedar aturdidas temporalmente, no mueren.

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Los síntomas imitan un ataque al corazón, mencionó el doctor James Januzzi, miembro del Consejo de Administración del American College of Cardiology y cardiólogo del Hospital General de Massachusetts, en Boston.

Pero a medida que se van realizando las pruebas, la verdadera causa se aclara, refirió el especialista.

Según Januzzi y en contraste con un ataque cardíaco, la miocardiopatía luce distinta en un electrocardiograma, estudio que mide la actividad eléctrica del corazón. Y cuando los médicos hacen un angiograma para observar el interior de las arterias del corazón, no encontrarán bloqueos en un paciente con miocardiopatía por estrés.

La buena noticia, dijo Januzzi, es que las personas con la afección generalmente se recuperan rápidamente, sin daño cardíaco a largo plazo.

Kass precisó que debido a todo el estrés por la pandemia, desde el miedo al virus hasta la pérdida de empleos y el aislamiento social, no es difícil imaginar por qué aumentaría la miocardiopatía por estrés.

Pero también sonó cauteloso con los hallazgos: desde el comienzo de la pandemia, muchos hospitales vieron una caída significativa en los pacientes con ataque cardíaco, posiblemente porque las personas temían un viaje a la sala de emergencias y no llamaban al 911.

Y esta podría ser una de las razones por las cuales aumentó el porcentaje de diagnósticos de miocardiopatía por estrés, puntualizó Kass.

«El denominador ha cambiado», afirmó. «Así que es difícil saber si esto realmente está sucediendo con frecuencia».

Januzzi estuvo de acuerdo en que podría ser un factor.

Lo interesante, dijo, es que ninguno de los pacientes dio positivo por COVID-19. Se han notificado casos de miocardiopatía por estrés «asociada a COVID» en pacientes con la infección, señaló el experto, pero los casos asociados con la pandemia en sí serían nuevos.

Recalcó que es «muy plausible» que estos tiempos estresantes podrían estar conduciendo a un verdadero incremento de la condición.

Según Januzzi, para el público en general, es fundamental actuar sobre los síntomas de dolor en el pecho y dificultad para respirar, esto es, llegar a la sala de emergencias y dejar que los médicos te diagnostiquen.

Kalra estuvo de acuerdo en lo anterior, y también exhortó a las personas a hacer todo lo posible para controlar el estrés, como por ejemplo realizar ejercicio regularmente o usar la meditación para calmar la mente.

 

Vía: Health Day News