La compleja alineación de huesos, músculos, ligamentos y tendones de los pies forman arcos —metatarsiano y longitudinal—. Su función es ayudar a distribuir el peso del cuerpo de forma pareja por todo el pie; además, influyen en la manera en la que te adaptas a las distintas superficies al caminar.

Es esencial elegir un calzado deportivo que se adapte a tu tipo de arco. Toma en cuenta la siguiente guía.

  1. Arco neutro. Busca calzado que tenga suelas firmes, hormas rectas a semicurvas y estabilidad moderada en la parte trasera del pie.
  2. Arco bajo. Los arcos bajos —pie plano— pueden contribuir a la tensión muscular, así como a problemas en las articulaciones, aunque no existe una correlación directa. Si es tu caso, es posible que te favorezca un calzado con horma recta y control del movimiento para estabilizar tus pies.
  3. Arco pronunciado. Los arcos elevados podrían causar tensión excesiva en las articulaciones y los músculos, debido a que los pies no pueden absorber los impactos de forma correcta. Busca un calzado con amortiguación para compensar la falta de absorción natural, en especial si realizas ejercicios con saltos.

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Para conocer tu tipo de arco, moja tu pie y pisa sobre un trozo de cartón. Examina la huella. Si puedes ver la mayor parte de la huella, es probable que tengas un arco bajo. Si sólo se ve una pequeña parte de la huella, probablemente tengas arcos elevados.

Muchos estudios han demostrado que no existe el zapato perfecto para un tipo de pie en particular, motivo por el que debes considerar tu comodidad. No olvides elegir el número correcto.

 

Vía: Mayo Clinic