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Una revisión de estudios señala que «el consumo de carne roja podría estar relacionado directamente con la incidencia de cáncer colorrectal o indirectamente porque una dieta rica en carne tiende a ser baja en verduras, frutas y fibra».

Otra investigación que analizó a las poblaciones del norte de Italia reveló que aquellas que comían carne roja junto con huevos, queso y otros alimentos grasos, así como almidones refinados, con frecuencia tenían casi el doble de riesgo de desarrollar cáncer de recto o de colon, en comparación con sus pares que ingerían una dieta basada en plantas.

Investigaciones más recientes también descubrieron que «un aumento diario de 100 gramos de carne roja u otro tipo de carne se asocia con un aumento significativo del 12 al 17 por ciento en el riesgo de cáncer colorrectal».

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En 2015, un informe publicado por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer destacó que cada porción de 50 gramos de carne procesada, como tocino o salami, consumida diariamente aumenta el riesgo de una persona de desarrollar cáncer colorrectal en un 18 por ciento.

Dicha evidencia llevó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a clasificar las carnes procesadas como “cancerígenas para los humanos”.

El daño causado por las dietas poco saludables volvió a ser noticia a principios del 2018, cuando un estudio publicado en la revista The BMJ informó que los «alimentos ultraprocesados» podrían aumentar el riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer.

 

Fuente: Medical News Today