bullying-ILa Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), apunta que México es el primer lugar de bullying, problema que se ha ido transformando durante mucho tiempo, pero que se ha ido transformando poco a poco y se ha vuelto cada vez más sutil.

La psicoterapeuta Cristina Jáuregui apuntó que el bullying se ha ido haciendo más violento, refinado y sutil durante el siglo XXI, especialmente por la dinámica que se ha impuesto desde las redes sociales. Jáuregui explicó un ejemplo práctico de este problema: “Si antes alguien te pedía de ‘prueba de amor’ una foto desnuda, primero tenías que tomarte una foto, luego ibas a revelarla y tardaba días, te quedabas con una sola copia y se la entregabas a esa persona. Ahora te tomas una foto en el baño de la escuela y en lo que regresas al salón de clases, ya la puede tener todo el mundo”.

En el marco de la presentación del libro de su autoría titulado ¡Ya basta! Acabemos con el bullying, la especialista explicó que la primera acción ante el bullying es alertar y mandar el mensaje de que cualquiera podría ser vulnerable a este fenómeno.

Jáuregui apuntó que actualmente los medios de comunicación y las redes sociales han cambiado la percepción del bullying, tanto para bien como para mal.

La especialista explicó no cualquier tipo de violencia es bullying, pues esta solo comprende las actitudes agresivas, intencionales y repetitivas durante la edad escolar, por tanto la violencia laboral y la violencia en las relaciones de pareja, además de un niño que sólo molestó en una ocasión no califican como bullying.

Uno de los factores más importantes del bullying es el desequilibrio de fuerzas, pues podría ser que alguien tenga una fuerza física superior o se sienta más poderoso que otro.

Jáuregui subrayó que siempre intervienen tres elementos: la persona que comete el bullying, la víctima y el testigo (que generalmente es amigo del abusador quien se ríe o graba los abusos).

Otro aspecto que conviene subrayar es la diferencia del bullying entre niñas y niños, pues mientras los niños tienden más a pegar, las niñas tienen una mayor tendencia a la manipulación y la exclusión social: “[…] Podemos acabar con la reputación de alguien y no es que las mujeres sean peores, sino que son más sutiles”.

La experta apuntó que en México los maestros están atados de manos en este problema y generalmente temen hablar por miedo a ser demandados por los padres o perder su trabajo.

Vía: CNN México