Es común que a las personas diagnosticadas con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) se les receten broncodilatadores, pues relajan los músculos alrededor de las vías respiratorias permitiendo que el paciente respire mejor. Comúnmente, su presentación es en forma de inhalador, ya que facilita el rápido ingreso del medicamento a los pulmones al momento de accionarlo. Los broncodilatadores más usados son los agonistas beta y los anticolinérgicos.

Existen broncodilatadores que brindan alivio rápidamente, llamados «broncodilatadores de corta acción». Dichos fármacos hacen efecto después de 15 o 30 minutos y duran de 4 a 6 horas en promedio.

El médico puede recetar un broncodilatador de corta acción si la EPOC es leve y los síntomas no se presentan de forma frecuente. Ejemplos de estos incluyen al albuterol, levalbuterol e ipratropio.

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Respecto a los «broncodilatadores de larga acción», estos no alivian los síntomas en poco tiempo, pero la duración de su efecto es mayor —de 12 a 24 horas, o incluso más—. Suelen prescribirse cuando los síntomas son muy recurrentes, y se aprovechan como terapia de mantenimiento porque impiden el desarrollo de los síntomas. La mayoría de estos medicamentos no otorgan alivio inmediato. Ejemplos de estos broncodilatadores incluyen al formoterol, el salmeterol y el tiotropio, por mencionar algunos.

Cuando la EPOC es entre moderada y grave, el médico podría recomendar ambos tipos de broncodilatadores: uno de corta acción para alivio rápido si se requiere, y otro (o más) de larga acción que debe administrarse a diario para contener los síntomas. Si este es tu caso, considera etiquetarlos con un marcador, para identificar a la brevedad cuál es de alivio rápido y cuál para tratamiento regular.

Hay personas con EPOC que son propensas a tener exacerbaciones frecuentes (o brotes) de los síntomas, necesitando además antibióticos o esteroides (o ambos). Entre los medicamentos que ayudan a reducir el riesgo de exacerbaciones se encuentran: los dos tipos de broncodilatadores de larga acción, los corticosteroides inhalados, antibióticos como la azitromicina, y el roflumilast.

 

Vía: Clínica Mayo