Aproximadamente, el 60% de la población mundial sufre de sobrepeso u obesidad. En consecuencia, tiene mayor prevalencia a padecer enfermedades como la diabetes o alguna cardiopatía. Uno de los principales motivos de este mal es el consumo de bebidas azucaradas, según Marcia Hiriart Urdanivia, directora del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM.

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Esto ocurre porque la ingesta de este tipo de refrescos fomenta la acumulación de grasa y genera excesivamente insulina, derivando en una inflamación crónica. Estas conclusiones fueron extraídas de una investigación realizada por el departamento de Neurodesarrollo y Fisiología, de la División de Neurociencias del IFC de la UNAM. El objetivo de este análisis es determinar los efectos que tienen las bebidas azucaradas en la salud.

La experta agrega que la acumulación de grasa abdominal puede asociarse a la aparición del síndrome metabólico y el desarrollo de diabetes por el incremento de la secreción de insulina.

Hiriart explica que, además de los altos índices mundiales de obesidad, también son muchas las personas que sufren del síndrome metabólico. Este consiste en obesidad central, hipertensión, hiperinsulinemia y resistencia a la insulina.

Segunda causa de muerte

La diabetes mellitus tipo 2 pasó de ser la novena causa de mortalidad en 1980 a la segunda en 2010. Un estudio elaborado por la Asociación Americana del Corazón revela que en el continente americano, 188 decesos están vinculados a la ingesta de bebidas gaseosas. En México se reportaron 22 mil muertes debido al consumo de bebidas azucaradas y frutales, lo que equivale a 1 de cada 8 en toda América.

En una investigación realizada en ratas de laboratorio, carente de factores genéticos y asociado solamente con la diabetes tipo 2, el equipo investigador detectó que ante la obesidad, las células que producen la insulina sufren un descontrol y esta sustancia hormonal no es suficiente para controlar los niveles de azúcar en el torrente sanguíneo.

Los ratones, luego de medio año consumiendo agua con azúcar, aumentaron considerablemente su peso corporal y la acumulación de grasa.

De esta manera, beber refrescos dulces habitualmente, además de incrementar la grasa abdominal, favorece la aparición de la resistencia a la insulina. La directiva asegura que “esta situación con el tiempo puede llevar al agotamiento de las células beta y a diabetes tipo 2, una epidemia mundial que sólo podrá controlarse si cambiamos de estilo de vida”.

Este cambio se refiere a realizar actividad física periódica, tener una dieta equilibrada y, de necesitar una ayuda profesional para conseguir este objetivo, acudir con un experto en nutrición.