,

bebe-mano-iEn un estudio realizado durante veinte años, investigadores del Laboratorio de Infantes (LI) de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México descubrieron que los bebés que reciben más afecto y cariño de sus padres o seres queridos desarrollan más rápido el lenguaje.

“Los bebés cuidados por padres sensibles emiten sus primeras 50 palabras antes y desarrollan más habilidades de aprendizaje y autorregulación emocional que los que no reciben ese trato”, expuso Bárbara Guerrero, principal autora de este trabajo.

Además, encontraron que la ausencia de afecto repercute en el desarrollo cognitivo y en el manejo adecuado de emociones, lo que tiene consecuencias negativas en el aprendizaje y en el establecimiento de relaciones sociales de los bebés.

Aunque parecieran cosas tan sencillas y en ocasiones innecesarias, las conductas parentales sensibles son sumamente útiles para ajustar las actividades de los padres a las necesidades y el estado emocional de sus hijos al alimentarlos, acostarlos, bañarlos o jugar, así, favorecen la atención conjunta hacia una actividad u objeto y brindan mayores oportunidades para aprender nuevas palabras ya que los pequeños practican la toma de turnos, esencial para establecer diálogos, resaltó la investigación.

Tania Jasso, también integrante del LI, explicó que el uso de diminutivos para transmitir cariño y afecto facilitan la adquisición del lenguaje en los menores. Al usarlos, dijo, los adultos simplifican, regularizan y resaltan estructuras importantes. Estas prácticas ayudan a encontrar vocablos en distintas oraciones, habilidad conocida como segmentación del habla.

“En trabajos realizados en el laboratorio, observamos que a partir de los 30 meses de edad conocen su significado y lo utilizan para hacer alusión al tamaño de los objetos antes de incorporar el aumentativo en su habla espontánea”, dijo.

En tanto, Paloma Suárez refirió que en estudios para evaluar la adquisición de vocabulario se descubrió que bebés de poco más de un año son capaces de aprender una nueva palabra con sólo seis repeticiones.

En el estudio, realizado en el Laboratorio de Infantes de la Facultad de Psicología de la UNAM, donde participaron 75 menores de entre nueve y 15 meses también se analizó si el tiempo de reacción al mirar una imagen relacionada con un nuevo vocablo es un indicador de habilidades lingüísticas desde etapas tempranas.

“Asumimos que si el infante dirige su mirada al objeto asociado a una palabra nueva, es capaz de aprenderla. Encontramos una disminución ordenada de los tiempos de reacción al incrementar la edad de los niños, hallazgo sin precedente que implica una especialización en la respuesta a estímulos lingüísticos a partir de los 15 meses”, concluyó.

Vía: UNAM