La anorexia es una enfermedad que afecta la percepción de la persona enferma respecto a la imagen que tiene de su cuerpo, es decir, se ve alterada la corporeidad, que es la manifestación con el cuerpo y por medio del cuerpo, los pensamientos, emociones y sentimientos que se viven con el cuerpo.
Actualmente vivimos en una cultura que nos vende delgadez extrema y que puede influir en que muchos pacientes (especialmente mujeres) tengan una percepción equivocada de sus cuerpos que los lleve a la mala alimentación y a tener anhelos y deseos pocos realistas y muy peligrosos que pueden llevar a la muerte.
La anorexia se compone principalmente por un comportamiento inhibidor respecto a la ingesta de alimentos, que ocasiona profundas secuelas psicológicas y biológicas.
Uno de los aspectos que caracteriza también a la anorexia es la llamada “melancolía social” que depende de la dinámica social y la interpretación individual que le da el paciente, es decir, este fenómeno se refiere a la capacidad de responder al entorno.
Haciendo un poco de historia hacia el siglo XIV las prácticas alimentarias restrictivas tenían una connotación de liberación y purificación del espíritu, esta idea fue de la mano con el cristianismo de aquel entonces, gracias a que la gula fue considerada como uno de los siete pecados capitales, de hecho como dato curioso se menciona a unas doncellas milagrosas o santas anoréxicas.
En la anorexia el cuerpo mantiene una relación bastante compleja con su entorno, pues además de conductas que pueden atraer problemas muy serios de salud, también tiene que ver la imagen que quiere transmitir el paciente y el concepto erróneo que tiene de su propio cuerpo. Una persona que padece anorexia se ve así misma con mucha repugnancia, lo que además crea sentimientos de tristeza y depresión.
Los familiares de los pacientes con anorexia deben estar muy al pendiente de las conductas irregulares que tengan y deben motivarlos a conseguir la ayuda que les puede dar un especialista en la materia.
Vía: Redalyc
