La relación entre la ingesta calórica y la longevidad genera actualmente mucho interés.
Investigaciones realizadas en animales sugieren que una reducción del 10 al 50% de la ingesta calórica normal puede aumentar la esperanza de vida máxima.
Asimismo, estudios concretados en poblaciones humanas reconocidas por su longevidad han encontrado vínculos entre una ingesta baja de calorías, una mayor esperanza de vida y una menor probabilidad de enfermedades.
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Sumado a ello, la restricción calórica puede ayudar a reducir el exceso de peso corporal y la grasa abdominal, ambos asociados con una esperanza de vida más corta.
Dicho esto, la restricción calórica a largo plazo suele ser insostenible y puede tener efectos secundarios negativos, como aumento del hambre, baja temperatura corporal y disminución del deseo físico.
Al día de hoy, todavía no se comprende a plenitud si la restricción calórica retrasa el envejecimiento o prolonga la esperanza de vida. Lo que sí se sabe y está ampliamente comprobado por la ciencia, es que llevar una dieta nutritiva y hacer ejercicio regularmente puede aumentar tu esperanza de vida.
Fuente: Healthline