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La fibra es un nutriente clave dentro de una alimentación equilibrada. Su presencia en la dieta influye en el apetito, la digestión y el metabolismo, por lo que se considera un aliado importante para prevenir el aumento de peso y promover una salud intestinal adecuada.

1. Aumenta la sensación de saciedad

Los alimentos ricos en fibra tardan más tiempo en digerirse, lo que prolonga el periodo de llenura después de comer. Esta mayor saciedad ayuda a controlar la ingesta calórica, evitando antojos frecuentes y disminuyendo la necesidad de comer entre horas.

2. Regula los niveles de glucosa en sangre

La fibra soluble retrasa la absorción de los azúcares y favorece una liberación más estable de energía. Mantener niveles de glucosa equilibrados evita picos de hambre y reduce la búsqueda de alimentos muy calóricos, un beneficio importante para quien busca controlar su peso.

3. Favorece la salud digestiva

Una buena digestión es indispensable para un metabolismo eficiente. La fibra promueve el movimiento intestinal y alimenta a la microbiota, lo que contribuye a reducir la inflamación y a mejorar la absorción de nutrientes de manera adecuada.

4. Reduce la densidad calórica de los alimentos

Muchos productos ricos en fibra tienen menos calorías por porción. Esto permite consumir platos abundantes sin exceder la energía diaria recomendada, favoreciendo una alimentación más variada y balanceada.

5. Apoya la salud cardiovascular

Además de su impacto en el peso, la fibra soluble ayuda a disminuir el colesterol LDL, lo que beneficia al corazón y complementa las estrategias de prevención de obesidad y otros problemas metabólicos.

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Incorporar fibra en cada comida puede ser una decisión sencilla, pero con grandes efectos positivos en el peso y el bienestar general. Optar por frutas, verduras, legumbres y cereales integrales es una forma práctica de cuidar tu salud día a día, especialmente si buscas mantener un estilo de vida equilibrado y sostenible. ¡Cuídate!

 

Fuente: Harvard T.H. Chan School of Public Health