Las personas que tienen intolerancia a la lactosa no pueden digerir el azúcar que contiene la leche. A raíz de esto, experimentan diarrea, gases e hinchazón después de ingerir productos lácteos, de acuerdo con especialistas de Mayo Clinic

Por lo general, la intolerancia a la lactosa se debe a la escasez de una enzima que se produce en el intestino delgado —llamada lactasa—. Sin embargo, una persona puede tener niveles bajos de lactasa y aún así ser capaz de digerir productos lácteos.

La mayoría de las personas que tienen intolerancia a la lactosa pueden vivir con esta afección sin tener que renunciar a todos los productos lácteos.

¿Cómo detectar la intolerancia a la lactosa?

Los signos y síntomas de la intolerancia a la lactosa suelen comenzar entre 30 minutos y 2 horas después de comer o beber alimentos que contienen lactosa. Algunos de ellos son:

  • Náuseas y vómitos.
  • Cólicos estomacales.
  • Hinchazón y gases.

Conoce más: ¿Qué ocasiona la intolerancia a la lactosa?

Programa una cita con un profesional de la salud si sueles tener síntomas de intolerancia a la lactosa después de consumir productos lácteos.

Tu médico puede confirmar el diagnóstico mediante la realización de una o más de las siguientes pruebas:

  1. Estudio de hidrógeno en aliento. Después de beber un líquido que contiene altos niveles de lactosa, el médico mide la cantidad de hidrógeno en tu aliento a intervalos regulares. Exhalar demasiado hidrógeno indica que no estás digiriendo y absorbiendo completamente la lactosa.
  2. Prueba de tolerancia a la lactosa. Dos horas después de beber un líquido que contiene altos niveles de lactosa, te harán un análisis de sangre para medir la cantidad de glucosa en el torrente sanguíneo. Si el nivel de glucosa no se eleva, significa que el cuerpo no digiere ni absorbe adecuadamente la bebida con lactosa

Para reducir la cantidad de lactosa en tu dieta:

  • Limita el consumo de leche y otros productos lácteos.
  • Incluye pequeñas porciones de productos lácteos en tus comidas habituales.

Recuerda que no debes realizar cambios drásticos en tu dieta sin antes haber analizado tu alimentación con un especialista.

 

Fuente: Mayo Clinic