La alcachofa es una de las verduras más codiciadas en otoño e invierno, gracias a su sabor y a que es una gran fuente de proteínas. Está compuesta principalmente por agua (88%), pero destaca su alto contenido en hidratos de carbono (7.5%) y fibra (2%).

De acuerdo con la Fundación Española de la Nutrición (FEN), la alcachofa contiene potasio, que contribuye al adecuado funcionamiento del sistema nervioso, y fósforo, que ayuda al mantenimiento de huesos y dientes. Además, es una verdura con pocas calorías, por lo que es ideal para dietas de adelgazamiento.

¿Qué hay de la fibra?

El aporte de fibra de las alcachofas facilita el tránsito intestinal, evita el estreñimiento y, además, promueve la sensación de saciedad. Uno de los aspectos más destacables de su composición radica en que contiene esteroles y cinarina, «sustancias dotadas de efectos fisiológicos positivos», según la FEN.

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¿A qué se debe su sabor?

Su particular sabor proviene de la cinarina, que «promueve la secreción de bilis y ayuda a mejorar la digestión de las grasas”. Al ser rica en potasio, ayuda a mantener un equilibrio adecuado de líquidos y electrolitos e interviene «en la estimulación y función nerviosa, así como en la contracción muscular”, menciona la FEN.

¿Qué esperas para incorporarla a tu dieta? Considera que no contiene grasas saturadas y sí una aceptable cantidad de polifenoles con potentes propiedades antioxidantes, imprescindibles para neutralizar la acción perjudicial de radicales libres. 

 

Vía: 20 minutos.es