No es ningún invento, lo puedes ver por ti mismo(a), basta con ver alrededor para encontrar alguna persona con la mirada clavada en su celular. Se trata de una adicción, cuya única diferencia con otras adicciones, apunta un experto, es que se trata de “un comportamiento socialmente aceptado”.

El fácil acceso a la tecnología digital que tenemos la mayoría de las personas -que comienza en edades cada vez más tempranas-, está transformando a la sociedad de formas que pueden tener efectos negativos en la salud mental y física, el desarrollo neurológico y las relaciones personales, puntualizó Nancy Colier, psicoterapeuta neoyorquina y licenciada en trabajo social.

La mayoría de las personas revisan sus celulares 150 veces al día”, o, lo que es lo mismo, cada 6 minutos, según Nancy. Y, lo que advierte es más alarmante, el “46% de los usuarios de teléfonos inteligentes ahora dicen que no podrían ‘vivir sin sus dispositivos’”.

Aunque socialmente este comportamiento no es mal visto, comparándolo con acciones como beber alcohol, fumar o consumir drogas, la especialista destaca que puede llegar a ser igual de dañino. Nos aleja “de lo que importa en verdad, de lo que nos hace sentir ricos y anclados como seres humanos”, agrega.

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De acuerdo con una investigación, elaborada por la Universidad de Maryland, “una mayoría evidente” de estudiantes que formaron parte de la muestra experimentaron angustia cuando intentaron estar sin sus celulares durante 24 horas.

Sin espacios abiertos ni tiempo libre, el sistema nervioso jamás se apaga. Está en un estado constante de alerta y respuesta”, explicó Nancy. “Todo el tiempo estamos conectados y cansados. Incluso las computadoras se reinician, pero nosotros no lo estamos haciendo”, enfatizó.

Para tratar de evitar consecuencias que mermen nuestra salud física y mental, la experta recomienda seguir 3 pasos:

1. Reconocer cuánto usamos nuestro celular y si ese tiempo en verdad es necesario.

2. Abstenerse de usar el celular mientras comemos o pasamos tiempo con amigos.

3. Hacer conciencia de lo que es realmente importante para nosotros, dedicarle más tiempo y atención.

 

Vía: The New York Times