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Se ha demostrado desde hace tiempo que el ejercicio diario regular mejora la función tiroidea. Por otra parte, un estilo de vida sedentario e inactivo reduce los niveles de T4 (hormona producida por la glándula tiroides que juega un papel crucial en la regulación del metabolismo y el crecimiento) y contribuye al riesgo de hipotiroidismo.

Aunque no existe un programa de ejercicio que haya demostrado prevenir la enfermedad tiroidea, la mayoría de los especialistas en tiroides recomiendan seguir las pautas de actividad física emitidas por las instituciones de salud.

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El programa semanal consiste en 150 minutos de actividad física de intensidad moderada (como caminar a paso ligero) y dos días de actividad de fortalecimiento muscular. Los 150 minutos se pueden dividir en sesiones más cortas de 30 minutos a lo largo de cinco días.

Si superas los 150 minutos semanales o realizas 75 minutos semanales de actividad de intensidad vigorosa (como trotar o correr), obtendrás todavía más beneficios para tu salud general, incluyendo la salud de la tiroides.

 

Fuente: Very Well Health