Ser atento(a), considerado(a) y cariñoso(a) significa que posees grandes cualidades, pero si siempre te esfuerzas por agradarle a la gente, podrías tener una «necesidad» de complacerla, lo que puede traer consecuencias desafortunadas para tu propio bienestar.

Si siempre le dices que sí a los demás, es probable que estés perdiendo el tiempo dedicado a cosas que realmente te importan. Y si todo el tiempo actúas buscando hacer felices a otros pero no haces lo mismo por ti, es posible que no estés viviendo de acuerdo con tus propios valores.

«Bajar la cabeza» o ser sumiso(a) para complacer a otros puede escalar rápidamente hacia un comportamiento poco saludable. Según un estudio publicado en la revista Nature Neuroscience, si tus conversaciones con otros se basan en lo que crees que quieren escuchar, puedes comenzar a contar pequeñas mentiras blancas, una acción que comienza a repetirse una y otra vez hasta que se vuelve un hábito, muy malo por cierto. Y lo que es peor, lo que comienza como una mentira pequeña puede convertirse en una gran mentira.

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Cuando quedas atrapado(a) tratando de complacer a alguien más, te acabas dando cuenta de cómo es que las personas quieren que seas. Podrías empezar a cambiar tu comportamiento natural solo para agradarles. Los expertos señalan que, en realidad, es un ejemplo de cómo manipulas a la otra persona, aunque es posible que ni siquiera te des cuenta de lo que estás haciendo. El complacer a la gente puede erosionar tu sentido de integridad, y puedes comenzar a sentirte mal contigo mismo(a).

Los especialistas afirman que ser tú mismo y arriesgar a las personas que no te quieren es mejor que experimentar el estrés y la tensión que resulta de «bajar la cabeza» para complacer a otros.

 

Vía: Health Day News