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Dormir bien es esencial para mantener un peso saludable, pero cuando el sueño se altera, el cuerpo experimenta cambios que pueden favorecer el aumento de peso. Comprender esta conexión es fundamental para cuidar tu metabolismo y tu bienestar diario.

1. Alteración de hormonas que regulan el apetito

Cuando no duermes lo suficiente, se desequilibran dos hormonas clave: la leptina (que indica saciedad) y la grelina (que aumenta el hambre). Al bajar la leptina y subir la grelina, se incrementa el apetito y el deseo por alimentos altos en calorías, especialmente durante la noche o al despertar.

2. Mayor antojo de alimentos calóricos

La falta de descanso afecta los centros cerebrales relacionados con la recompensa. Como resultado, el cuerpo tiende a buscar comidas ricas en azúcar y grasas para obtener energía rápida, lo que puede llevar a un consumo excesivo sin que exista verdadera necesidad física.

3. Metabolismo más lento

Dormir poco afecta la forma en que el cuerpo procesa la glucosa y utiliza la energía. Un metabolismo más lento dificulta quemar calorías de manera eficiente, lo que favorece la acumulación de grasa corporal, especialmente en el abdomen.

4. Incremento del estrés y el cortisol

La privación de sueño eleva los niveles de cortisol, la hormona del estrés. El cortisol alto está relacionado con el almacenamiento de grasa y con el aumento del apetito, especialmente por alimentos muy energéticos.

5. Menor energía para mantenerse activo

Cuando hay cansancio constante, disminuye la motivación para realizar actividad física. Menos movimiento y más tiempo sedentario facilitan que las calorías se acumulen, contribuyendo de manera significativa al aumento de peso.

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Dormir bien no sólo mejora tu estado de ánimo, también ayuda a regular el apetito, estabilizar el metabolismo y mantener un peso saludable. Dale prioridad a tu descanso, establece horarios constantes y cuida tu ambiente nocturno.

 

Fuente: Mayo Clinic