Actividad Física, Infarto cerebral
Realizar ejercicio con regularidad es una de las estrategias más efectivas para prevenir un infarto cerebral, ya que ayuda a mantener el sistema cardiovascular en buenas condiciones y mejora la circulación sanguínea. Adoptar este hábito puede marcar una gran diferencia en tu salud a largo plazo.
1. Mejora la presión arterial
El ejercicio favorece la reducción de la presión arterial y fortalece el corazón, lo que disminuye el riesgo de daño en los vasos sanguíneos que podría provocar un infarto cerebral.
2. Controla el peso y el colesterol
Mantener un peso saludable mediante actividad física regular ayuda a equilibrar los niveles de colesterol y triglicéridos, reduciendo la acumulación de grasa en las arterias.
3. Regula los niveles de glucosa
Las personas físicamente activas tienen menos probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2, una condición que incrementa el riesgo de accidente cerebrovascular.
4. Favorece la circulación y oxigenación
Ejercitarte con frecuencia mejora el flujo sanguíneo hacia el cerebro y fortalece los vasos sanguíneos, reduciendo la posibilidad de obstrucciones o coágulos.
5. Reduce el estrés y mejora el bienestar general
El ejercicio estimula la liberación de endorfinas, que ayudan a mantener la mente relajada y estable, disminuyendo la tensión que puede afectar la salud cardiovascular.
Conoce más: ¿Qué nivel de presión arterial puede causar un infarto cerebral?
Incorporar al menos 30 minutos de actividad física moderada cinco días a la semana —como caminar, nadar o andar en bicicleta— puede marcar una diferencia significativa. ¡Muévete por tu bienestar y protege tu cerebro con cada paso!
Fuente: Mayo Clinic