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Aunque la dieta es un factor clave en el tratamiento de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), los médicos aseguran que el plan de alimentación debe personalizarse para cada paciente. El éxito de una dieta para aliviar los síntomas de la EII depende del estado de la enfermedad, la gravedad y la respuesta del paciente a los alimentos.

Investigaciones recientes han contribuido a comprender mejor qué dietas son las más adecuadas para cada persona.

En la actualidad, los investigadores se preguntan: ‘¿Cómo afecta la dieta a la enfermedad?’, pues su impacto en ella es real.

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En general, los especialistas esperan que muchas de las dietas propuestas para la EII se prueben mejor para evaluar su impacto en la inflamación más allá de la remisión.

A pesar de la falta de evidencia que considere a una dieta como la de referencia, la dieta IBD-AID —basada en una investigación reciente que demuestra que las personas con EII presentan un desequilibrio en la flora intestinal y promueve el consumo de probióticos y prebióticos— se centra en evitar alimentos que contienen trigo, azúcar refinado, maíz y lactosa, eliminado las grasas trans y promoviendo el consumo de una variedad de frutas y verduras, así como de proteínas magras y grasas saludables, limitando además el consumo de grasas saturadas.

Cabe destacar que las personas con EII deben consultar a un nutriólogo o dietista para asegurarse de comer bien. La dieta debe complementar el tratamiento con medicamentos.

 

Fuente: Healthline