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La vitamina D es un nutriente esencial que no sólo regula los niveles de calcio y fósforo en el organismo, también desempeña un papel fundamental en la función muscular y el rendimiento físico.

Su deficiencia puede afectar la fuerza, la resistencia y la recuperación después del ejercicio, lo que la convierte en un elemento clave para quienes realizan actividad física regular.

1. Fortalecimiento muscular

La vitamina D participa en la contracción muscular y en la regeneración de fibras. Niveles adecuados de esta vitamina mejoran la fuerza y reducen el riesgo de lesiones musculares, especialmente en personas mayores y atletas. La deficiencia puede asociarse con debilidad muscular y mayor susceptibilidad a caídas.

2. Salud ósea y prevención de fracturas

Además de su acción en los músculos, la vitamina D es esencial para la absorción de calcio y el mantenimiento de huesos fuertes. Esto es crucial para prevenir fracturas durante el ejercicio de impacto, como correr o entrenamientos con pesas, y para sostener la estructura ósea a largo plazo.

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3. Influencia en la recuperación y rendimiento

Algunos estudios sugieren que la vitamina D puede mejorar la capacidad aeróbica y retrasar la fatiga. Mantener niveles óptimos ayuda al cuerpo a recuperarse más rápidamente tras el ejercicio intenso y a mantener un desempeño físico constante.

4. Fuentes de vitamina D

La exposición moderada al sol permite que la piel sintetice vitamina D de forma natural. También se encuentra en alimentos como pescados grasos (salmón, sardina), yema de huevo y lácteos fortificados. En casos de deficiencia, un profesional puede recomendar suplementos ajustados a las necesidades individuales.

Mantener niveles adecuados de vitamina D es esencial no sólo para la salud ósea y muscular, sino también para optimizar el rendimiento físico y proteger al cuerpo frente a lesiones y fatiga.

 

Fuente: Harvard T.H. Chan School of Public Health