AlimentAcción, Obesidad y nutrición
El hierro es un mineral esencial para la formación de hemoglobina y el transporte de oxígeno en la sangre. Su deficiencia puede causar anemia, fatiga y disminución del rendimiento físico y mental. Sin embargo, no basta con consumir alimentos ricos en hierro: también es importante favorecer su absorción para que el cuerpo lo aproveche al máximo.
- Combina hierro con vitamina C. Consumir alimentos ricos en hierro junto con frutas o verduras con vitamina C aumenta significativamente la absorción. Por ejemplo, agregar jugo de limón a las lentejas o acompañar un filete con ensalada de jitomate y pimientos puede marcar la diferencia.
- Elige fuentes de hierro de alta biodisponibilidad. El hierro hemo, presente en alimentos de origen animal como carne magra, pollo y pescado, se absorbe mejor que el hierro no hemo de origen vegetal. No obstante, incluir legumbres, cereales integrales y espinacas sigue siendo beneficioso, especialmente si se combinan con vitamina C.
- Evita ciertos inhibidores durante las comidas. El té, café, cacao y algunos lácteos contienen compuestos que pueden reducir la absorción del hierro. Se recomienda consumirlos al menos una hora antes o después de las comidas principales para no interferir con el proceso.
- Incluye proteínas animales o vegetales. Las proteínas pueden ayudar a mejorar la absorción del hierro no hemo presente en vegetales, por lo que añadir huevo, pollo o incluso soya a un platillo puede potenciar su aporte nutricional.
- Mantén una dieta equilibrada y variada. Incluir diferentes fuentes de hierro en el día —tanto animales como vegetales— junto con alimentos que potencien su absorción, es clave para prevenir deficiencias a largo plazo.
Conoce más: ¿Cómo afecta la deficiencia de hierro a tu energía?
Adoptar estos hábitos no sólo mejora la absorción de hierro, también contribuye a mantener niveles óptimos de energía y salud general. En casos de anemia diagnosticada, es importante seguir las indicaciones médicas y evitar la automedicación con suplementos.
Fuente: Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos