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El estrés es una reacción natural del cuerpo, pero cuando se vuelve constante, puede convertirse en un factor de riesgo para enfermedades del corazón. El estrés crónico no sólo afecta el bienestar emocional, sino también el funcionamiento del sistema cardiovascular.

¿Qué le hace el estrés crónico al corazón?

Cuando estás estresado, tu cuerpo libera hormonas como el cortisol y la adrenalina, que aumentan el ritmo cardíaco y la presión arterial. Si esta situación se prolonga:

  • Se puede desarrollar hipertensión sostenida.
  • Aumenta el riesgo de inflamación en los vasos sanguíneos.
  • Se favorece la formación de placas en las arterias, lo que puede derivar en aterosclerosis.
  • Puede aumentar el riesgo de infarto de miocardio o accidente cerebrovascular.

Además, el estrés suele ir acompañado de hábitos poco saludables, como una dieta inadecuada, sedentarismo o consumo de tabaco y alcohol, que también dañan el corazón.

Señales de alerta

Algunos síntomas que podrían indicar que estás experimentando un estrés perjudicial para tu salud son:

  • Palpitaciones frecuentes o sensación de opresión en el pecho.
  • Fatiga constante.
  • Problemas para dormir.
  • Irritabilidad o ansiedad persistente.

Si estos signos son recurrentes, es importante buscar apoyo profesional.

Conoce más: Vivir el momento presente, ¿ayuda a manejar el estrés?

Qué hacer para proteger tu salud cardiovascular

Adoptar estrategias para manejar el estrés es una forma efectiva de cuidar tu corazón. Algunas recomendaciones:

  • Practicar actividad física regular
  • Incluir técnicas de relajación como la meditación o respiración consciente
  • Dormir lo suficiente y mantener horarios regulares
  • Establecer límites en la vida laboral y personal
  • Hablar con un profesional si sientes que el estrés te sobrepasa

Dedicar tiempo a cuidar tu salud mental también es cuidar tu corazón. Reducir el estrés no siempre es fácil, pero es posible con pequeños cambios diarios que, a largo plazo, tienen un gran impacto en tu bienestar cardiovascular.

 

Fuente: American Heart Association