El tinte para cabello se usa para darle un color distinto a tu cabellera, y los relajantes para el cabello (también llamados cremas alisadoras) se usan para alisarlo. De acuerdo con la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA), tanto el tinte como los relajantes pueden dañar tu piel, tu cabello y tus ojos, especialmente si no tienes los cuidados necesarios.  Sin embargo, la agencia afirma que estos problemas pueden prevenirse obteniendo información sobre los tintes y relajantes que deseas utilizar, así como siguiendo una serie de pasos.

Para ello, la FDA brinda los siguientes tips de seguridad:

  1. Sigue todas las instrucciones en el paquete.
  2. Haz una prueba de parche cutáneo antes de usar el tinte en tu cabello. Frota una pequeña cantidad del tinte sobre tu piel. Déjalo secar por 48 horas. Si aparece una erupción cutánea, no uses el tinte.
  3. Utiliza guantes al aplicar tinte o relajantes para el cabello.
  4. No tiñas tus cejas ni tus pestañas, ya que puedes lastimar tus ojos, teniendo el riesgo de sufrir ceguera.
  5. No dejes el producto por más tiempo del indicado en las instrucciones.
  6. Enjuaga bien el cuero cabelludo con agua después de usar tintes o relajantes.
  7. Mantén estos productos fuera del alcance de los niños.

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Puntos que debes tomar en cuenta

La mayoría de los tintes para el cabello no necesitan ser probados o aprobados por la FDA o cualquier otra agencia de control sanitario. Sin embargo, es importante que reportes a tu organismo local para la defensa de los derechos del consumidor (la PROFECO en México, por ejemplo) si tienes picazón o piel áspera, costras, pérdida de cabello u otros problemas después de usar estos productos.

Por lo anterior, si tienes una reacción negativa o alérgica a los tintes y relajantes para el cabello, la FDA indica que debes:

  • Dejar de usar el producto.
  • Llamar a tu proveedor de atención médica para averiguar cómo solucionar el problema. Si es necesario, llama al número de emergencias de tu localidad (en México es el 911).
  • Reportar el problema a tu agencia sanitaria local.

 

Vía: Food and Drug Administration (FDA)