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Pese a que llegamos al verano, las lluvias constantes en diversas partes del país están propiciando que la temperatura ambiental descienda bastante, incluso más durante la noche.

Y aunque el confinamiento por COVID-19 está manteniendo a muchas personas en sus casas, las temperaturas frías no dejan de sentirse y pueden ser desagradables, incluso para las personas sanas. Pero para quienes padecen intolerancia al frío, las bajas temperaturas pueden ser bastante incómodas.

Para entender mejor este problema vayamos por partes. La temperatura de tu cuerpo está regulada por varios sistemas distintos. Una parte del cerebro llamada hipotálamo actúa como el termostato corporal para regular la temperatura de tu cuerpo. Este envía mensajes al cuerpo que regulan la producción de calor o varias formas de enfriarlo.

El hipotálamo también dirige la glándula tiroides para aumentar o disminuir el metabolismo de tu cuerpo. La tiroides es una parte crucial de esta regulación, pues debe funcionar correctamente para quemar calorías en el cuerpo y, de esa forma, crear calor y combustible.

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Tu flujo sanguíneo (que ayuda a difundir el calor) y tu grasa corporal (que ayuda a retenerlo), también son importantes. La intolerancia al frío puede ser el resultado de problemas con uno de estos mecanismos o una combinación de varios de ellos.

Por ello, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos nos menciona estos posibles detonantes de intolerancia al frío:

  1. Anemia.
  2. Anorexia nerviosa.
  3. Problemas de los vasos sanguíneos.
  4. Alguna enfermedad crónica.
  5. Mala salud en general.
  6. Tiroides poco activa.
  7. Problemas cerebrales.

RECUERDA: Si tienes intolerancia al frío a largo plazo o grave, es recomendable que te comuniques con tu médico a la brevedad.

 

Vía: Healthline / Health Day News