Los delirios son confusiones graves y repentinas que ocurren debido a cambios rápidos en la actividad cerebral. La mayoría de las veces, un delirio es causado debido a una enfermedad física o mental.

Esta afección presenta rápidos cambios en el estado mental, lo cual genera confusión y cambios en el comportamiento de quien lo padece.

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Además de pasar de un estado de lucidez a inconsciencia y de perder contacto con la realidad, una persona que sufre delirios puede llegar a tener problemas con su:

-Atención y conciencia.

-Pensamiento y memoria.

-Control emocional.

-Control de los músculos.

-Sueño y descanso.

Por lo general, los delirios suelen ser temporales y reversibles. Muchos de ellos se deben a afecciones que no le permiten al cerebro recibir oxígeno u otras sustancias. Comúnmente son frecuentes en personas que se encuentran en las unidades de cuidados intensivos, especialmente adultos mayores.

Causas

Entre los principales factores de riesgo que aumentan el riesgo de tener un delirio se encuentran:

1. Abstinencia o sobredosis de alcohol o de medicamentos.

2. Consumo o sobredosis de drogas.

3. Desequilibrios de electrolitos u otros químicos corporales.

4. Infecciones como las urinarias o la neumonía.

5. Falta de sueño grave.

6. Exposición a productos tóxicos.

7. Anestesia general y cirugía.

Síntomas

Los delirios implican un cambio rápido entre estados mentales (por ejemplo, desde letargo hasta agitación y luego otra vez a letargo). Sus síntomas más comunes incluyen:

-Cambios en la lucidez mental (por lo regular más alerta en la mañana, menos alerta en la noche).

-Cambios en la sensibilidad (sensación) y la percepción.

-Cambios en el nivel de conciencia o conocimiento.

-Cambios en el movimiento (por ejemplo, puede ser de movimiento lento o hiperactivo).

-Cambios en los patrones del sueño, somnolencia.

-Confusión (desorientación) en cuanto a tiempo o lugar.

-Disminución en la memoria y recuerdos a corto plazo.

-Pensamiento desorganizado, como hablar de una manera que no tiene sentido.

-Cambios emocionales o de personalidad, como ira, agitación, depresión, irritabilidad y euforia.

-Incontinencia.

-Movimientos desencadenados por cambios del sistema nervioso.

-Problemas para concentrarse.

¿Se pueden prevenir?

Algunas de estas afecciones se pueden prevenir siguiendo el tratamiento de los problemas de salud que causan delirio, como anemia, hipoxia (disminución de oxígeno), insuficiencia cardíaca, infecciones, insuficiencia renal, trastornos nutricionales.

Asimismo, el tratamiento oportuno de trastornos metabólicos e infecciones y el uso de programas de orientación en la realidad reducen el peligro de delirio en aquellas personas en situación de alto riesgo.

 

Vía: Medline Plus