Los trastornos de la alimentación o de la conducta alimentaria pueden desarrollarse entre personas que poseen una combinación prolongada de factores emocionales, psicológicos, interpersonales, sociales y conductuales, así lo advierte la Colaboración Nacional de Trastornos Alimentarios, en Estados Unidos.

Estos implican condiciones complejas que, una vez que comienzan, pueden desatar un ciclo de destrucción física y mental que se autoperpetúa.

Ante ello, la organización nos menciona los siguientes factores de riesgo para desarrollar este tipo de trastornos:

  1. Baja autoestima o perfeccionismo.
  2. Sobrevalorar la imagen corporal al momento de definir la autoestima.
  3. Estrés, depresión y trauma.
  4. Evitar la interacción social.
  5. Participación en un deporte que enfatiza la forma del cuerpo.
  6. Problemas familiares o personales.
  7. Burlas o intimidación.

Conoce más: 6 tips para resistir las «tentaciones» y cuidar tu alimentación

RECUERDA: Las personas que luchan contra un trastorno de la conducta alimentaria pueden tener algunos, pero no todos, los factores de riesgo antes mencionados. La presencia de cualquiera de estas señales, ya sea en ti o en un ser querido, son indicadores de alerta y una causa de preocupación, por lo que tú o tu familiar deben buscar ayuda profesional.

Cabe destacar que además de estos factores sociales y psicológicos, existen algunos factores biológicos que incrementan la probabilidad de tener un trastorno de la alimentación. Estos incluyen:

  • Tener un miembro cercano de la familia con un trastorno de la conducta alimentaria
  • Historial familiar de depresión, ansiedad y/o adicción
  • Historia personal de depresión, ansiedad y/o adicción
  • Presencia de alergias que contribuyen a hábitos alimentarios restrictivos (como enfermedad celíaca)
  • Presencia de diabetes tipo 1

 

Vía: National Eating Disorders Collaboration