alimentacionLlevar un estilo de vida activo convierte en una necesidad la regulación de ciertos hábitos diarios, uno de ellos es la alimentación. El fin de esta transformación es equilibrar lo que comes con las calorías que quemas al ejercitarte. Esto te permitirá tener la energía necesaria para resistir las jornadas de entrenamiento.

Si lo que te gusta es correr, te aconsejamos lo siguiente.

  1. Come lo necesario

Lo que puedes comer antes de ir a correr depende de cuánto ejercicio —y su intensidad— vas a realizar. El tipo de entrenamiento que tienes planeado es importante a la hora de elegir tus alimentos. Si no tienes tiempo para comer antes de un entrenamiento, hacerlo en ayunas no te hará ningún daño. No obstante, si es una actividad vigorosa, tanto en tiempo como en intensidad, requieres de una comida previa.

  1. Consume alimentos fáciles de digerir

Lo mejor es ingerir productos bajos en grasa y fibra. Es importante que tengan un alto contenido en carbohidratos, con el fin de aumentar tu energía sin alterar el estómago. En general, cuanto más grande sea la comida, más tiempo necesitará tu organismo para digerirla. Lo ideal es comer al menos 30 minutos antes de salir para no tener malestares. Además, es recomendable que en los 20 minutos posteriores consumas proteínas para facilitar la reparación del tejido muscular.

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  1. Hidrátate correctamente

Los líquidos regulan la temperatura del cuerpo, transportan los desechos del organismo, mantienen lubricadas las articulaciones y ayudan a eliminar las células dañadas que provocan inflamaciones. Recuerda que una hidratación adecuada puede ayudarte a controlar los antojos. Ante cualquier tipo de actividad física, debes mantenerte hidratado, también puedes lograrlo a través de las frutas y verduras, alimentos que aportarán, a su vez, antioxidantes a tu organismo.

  1. Equilibra tus alimentos

Para conseguir la energía necesaria y mantenerte libre de lesiones, es necesario combinar los alimentos y los nutrientes. De acuerdo con expertos, el 55% de las calorías diarias deben provenir de carbohidratos, el 25% de proteínas y el 15-20% de grasas no saturadas. ¡No te obsesiones con las cantidades!, pero sí controla tu dieta para intentar acercarte a estas proporciones.

  1. Desecha los alimentos dañinos

De nada sirve que cuides tu alimentación fuera de casa, si en tu hogar hay productos que condicionan tu dieta. Si vives con otras personas, es probable que esto suceda. No tienes que cambiar drásticamente su alimentación, pero sí puedes inculcar hábitos más saludables entre tus familiares, como consumir más frutas y menos chatarra. Te recomendamos desechar aquellos alimentos con alto contenido en azúcares y grasas.

 

Vía: Runner’s World