estudio-cientificoSe ha vuelto común que los medios de comunicación -sean digitales, impresos, radiofónicos o televisivos- al hablar de temas de salud usen encabezados como “Los doctores afirman…”, “Nuevo estudio afirma…” o alguna fórmula similar. Estas noticias, relacionadas con temas científicos, pueden genera confusión e incluso malas interpretaciones y hacer que asumamos cosas que en realidad no dicen los estudios en cuestión.

Los reportajes relacionados con la investigación científica en salud están de moda, haciendo que los periodistas recurran a ellos para tener contenidos de interés y que atraigan la atención. Sin embargo, la intensa demanda de información por parte de los medios y del público, provocan que muchas veces se dedique poco tiempo a entender los estudios y profundizar en los detalles. En vez de realizar un análisis puntual, es común que solamente se retomen estadísticas y declaraciones aisladas sin hablar de la “discusión” de la investigación que todo artículo científico incluye en su estructura.

La discusión de una investigación científica es fundamental, pues se retoman los resultados obtenidos y se comparan con otros previos, poniendo en contexto su importancia así como sus implicaciones prácticas y teóricas, mencionando también si deben hacerse más estudios en el futuro y los “posibles” usos de los resultados. En esta sección, se toman en cuenta las posibles objeciones, limitaciones y comentarios de los resultados, para finalmente cerrar con las principales conclusiones del trabajo.

Por estar razones, y para contrarrestar la manera como los medios periodísticos tienden a cubrir los estudios científicos – ya sea de manera muy sensacionalista o muy breve –, es importante que todos tomemos cada reportaje con un “saludable escepticismo”, es decir, no siempre creamos todo lo que nos dicen.

Recordar esto nos puede ayudar a no dar por sentado lo que escuchamos en fuentes de información que nos resultan familiares y, en consecuencia, que consideramos confiables. El cuestionar siempre este tipo de información, te permite determinar de una manera más puntual lo que cada estudio puede aportar para tu salud y la de tu familia. El proceso de cuestionar el significado de un estudio no sólo constituye un hábito útil que debes desarrollar, sino también uno que le debes inculcar a tus hijos.

Ante ello, te dejamos 5 preguntas que siempre debes hacerte después de leer o escuchar sobre una investigación científica.

 

¿Es sólo una pequeña parte de un estudio más grande?

Es común que los resultados de un estudio sean muy diferentes a los que se anuncian en los encabezados de las noticias. Antes de aceptar la versión de los medios como algo que debe creerse y comentarse, verifica el informe completo o por lo menos el resumen que frecuentemente acompaña a los estudios de reciente publicación. Háblale a tu hijo(a) sobre la información o datos en los que se basó el estudio.

Una de las mejores formas para lograr esto es recurrir a los documentos originales, que pueden encontrarse en línea haciendo una búsqueda bajo el título del estudio en los motores de búsqueda o de la revista científica donde se publicó. Después puedes ir al sitio de internet del autor o la organización que patrocina el estudio y leer el informe tú mismo(a). Quizás no quieras hacer el esfuerzo de revisar todo el estudio, especialmente si se trata de uno muy técnico, denso o muy largo. No obstante, revisar algunas de las partes del propio documento – o tener presente que puedes hacerlo – transmitirá el mensaje de que la investigación científica tiene muchas facetas y por lo tanto puede ser mucho más compleja de lo que a primera vista parece.

 

¿Quién realizó la investigación y cómo fue financiada?

Saber bien quién condujo y financió la investigación puede ayudarte a determinar en dónde se originó la misma y cómo su financiamiento podría haber influido en los resultados.

Por ejemplo, un equipo de expertos apoyados por la donación de una agencia gubernamental, un centro de investigación que está vinculado con la industria o una organización sin fines de lucro representando a miembros que les pagan cuotas de membresía, podrían tener diferentes metas y maneras de influenciar el trabajo de los científicos. Es fundamental saber quién obtendrá beneficios de los resultados del estudio y si las fuentes que, a tu juicio son creíbles, han dado su visto bueno a los resultados. Aún si tu hijo(a) no está listo(a) para entender la complejidad detrás del financiamiento, es decir, cómo puede influir en los objetivos de la investigación y el por qué de esto, puedes hacer que se familiarice con la noción de que toda investigación es realizada por personas reales y que tiene costos reales.

 

¿El estudio realmente aplica a mi familia y a mí?

Un estudio es sólo eso, por lo que puede o no ser relevante para los autores, para los sujetos específicos de la población bajo investigación, o para el público en general. Una buena forma para determinar qué tanto se aplican los resultados de un estudio a tu vida y a la de tu familia consiste en averiguar cómo se llevó a cabo el trabajo y quién participó en su realización. También es importante saber si se basan en los análisis o las respuestas de decenas o miles de personas; si los sujetos de estudio eran niños de altos recursos de edades entre 13 y 18 años o niñas que viven en centros urbanos; y si los sujetos a evaluar se seleccionaron a partir de una amplia gama de experiencias o se ofrecieron todos como participantes voluntarios.

Para ayudar a que tu hijo reflexione sobre esta clase de preguntas, deben preguntarse en voz alta: «Me gustaría saber cómo fue que estos científicos averiguaron esto. ¿Habrán enviado un cuestionario a un grupo de personas y les pidieron que dieran sus respuestas o trajeron a la gente al laboratorio para que los investigadores los observaran y escribieran lo que veían?» Cuestionar el reportaje y la observación son buenos métodos, pero cada uno funciona para abordar situaciones distintas, por lo que siempre hay que preguntarse: «¿Los métodos empleados corresponden o no a lo que se afirma en la investigación?

Finalmente, no existe un método mágico que haga perfecto a un estudio, pero conocer la manera como se llevó a cabo puede revelar la razón por la que los resultados son o no aplicables a ciertas situaciones o personas. También te ayudará a detectar a lo que debe dársele crédito y lo que es sospechoso.

 

¿El estudio aparece en una publicación seria?

La fuente que publica el estudio puede dar indicaciones de la rigurosidad con que se ha realizado la investigación. Cada tipo de publicación posee sus propias normas. ¿Se trata de una revista respetable que ha sido revisada por colegas del investigador o es sólo un informe publicado por el propio autor? Los artículos periodísticos tienden a basarse en diversas fuentes; algunos son mini-compendios de selecciones de varias revistas académicas, y otros se basan en información procedente de comunicados de prensa distribuidos por ciertos grupos que promueven sus propios estudios.

Un ejemplo es la sección de Ciencias del periódico The New York Times, la cual describe estudios que primero han sido impresos en revistas científicas de alto prestigio como Nature y Science. Puedes ayudar a tu hijo(a) a identificar la información de la publicación preguntándose «¿Cuál fue la fuente original?» También discutan sobre cómo una publicación seria informa cuando un tema similar ha sido estudiado por otros investigadores, o si incluye una bibliografía relativa a otros estudios afines.

 

¿Se excluyeron elementos importantes del estudio?

Ningún estudio – incluso un experimento que duró 10 años e involucró a decenas de miles de personas – puede abarcar todo en su metodología. El hecho de saber lo que no fue estudiado puede ser tan ilustrativo como el saber lo que sí se estudió. Tú y tu hijo(a) pueden preguntarse: «¿Cómo se vincula el estudio con otros trabajos similares? ¿Contradice lo que la gente había considerado como verdad? ¿Al centrarse en un tema específico, los investigadores quizás dejaron de lado algo que era más importante?»

 

No olvides que hacerte estas preguntas te ayudará a interpretar adecuadamente la información científica, lo cual resulta clave para no caer en engaños o malas interpretaciones, más si se trata de tu salud y la de tu familia.

 

Vía: Last Week Tonight – HBO/ PBS Parents