Se cree que llevar un control de las calorías que proporcionan los alimentos ayuda a mantener un buen peso; sin embargo, limitar el consumo calórico no es la única medida, mucho menos la más acertada. Esto se debe a falsas ideas y errores comunes respecto a la alimentación, por ejemplo:
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Confiar en las etiquetas de información nutricional.
Si bien desglosan diversos datos sobre los productos, es un error basar el consumo en las porciones establecidas. Es importante tomar en cuenta que todas esas medidas no consideran las características específicas de cada persona, como el proceso de digestión.
Esto no significa que no deban utilizarse, pueden ser de gran ayuda para elegir aquellos productos que se alineen a las necesidades de cada organismo. Es decir, si estás bajo un régimen alimenticio que permite pocas grasas, o que requiere de ciertas vitaminas, puedes tener noción de cuáles son los mejores productos para ti.
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No tomar en cuenta el método de preparación.
La información nutricional de cada alimento se transforma una vez que se cocina. En este sentido, no vas a consumir pocas calorías si fríes la comida. Lo recomendable es elegir formas saludables de preparar los productos, ya sea al horno, al vapor o a la plancha.
Además de controlar la cantidad de calorías, estarás protegiendo a tu cuerpo de males ligados al colesterol, así como de enfermedades crónicas, como obesidad y arterioesclerosis —acumulación de placa en las arterias—.
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Desconocer tus necesidades nutricionales.
Cada cuerpo es un mundo. Lo que tu organismo necesita no se asemeja a los requerimientos nutricionales de algún miembro de tu familia. De nada servirá contar las calorías si no sabes cuántas requiere tu cuerpo para su correcto funcionamiento.
Lo ideal es visitar a un especialista en nutrición que calcule cuántas calorías debes consumir por día, en función de tu edad, sexo, peso corporal, estatura, entre otros factores.
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No sumar los complementos.
No es lo mismo consumir un alimento solo, que con ciertos complementos que aumentan, considerablemente, el número de calorías. Por ejemplo, el café es una bebida con pocas calorías; sin embargo, al añadir crema, azúcar u otros ingredientes podría triplicarse la cantidad.
Conoce más: ¿Tomas café con crema y azúcar? Mejor piénsalo dos veces si quieres menos calorías
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Creer que los alimentos light pueden consumirse sin límite.
Alimentarse bajo esta creencia es un gran error. La peculiaridad de los productos light es que la cantidad de alguno de sus ingredientes se encuentra reducida, puede ser azúcar, sodio o grasas. Esto no significa que contienen menos calorías.
También es importante prestar atención a las porciones. Si se ingieren muchos productos light en poco tiempo, el resultado es un gran consumo calórico.
Visita a un especialista en nutrición para conocer tus deficiencias y necesidades específicas. No olvides realizar ejercicio físico con frecuencia y evitar las calorías vacías —aquellas que aportan energía y ningún nutriente—.
Vía: Hola Doctor/ Medline Plus