L
a tos es la reacción del cuerpo a un irritante en las vías respiratorias.
El Instituto Nacional del Corazón, el Pulmón y la Sangre de Estados Unidos nos menciona algunos posibles desencadenantes de tos:
- Los alérgenos, como el polvo, la caspa, el polen o moho.
- Los irritantes, como el humo del cigarro o sustancias con una fuerte fragancia, como ambientadores o perfumes de aire.
- Una condición médica, como el resfriado común, la neumonía o la gripe.
- Una condición médica a largo plazo, como puede ser la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el cáncer de pulmón, la insuficiencia cardiaca o el asma.
- Un efecto secundario de la medicación, incluyendo los bloqueadores beta e inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA).
Es cierto que la tos nos permite mantener la garganta y las vías respiratorias despejadas, pero demasiada tos puede indicar que algo no está bien, sugiriendo que padecemos alguna enfermedad o trastorno.
Algunas toses son secas, mientras que otras son productivas. Una tos productiva es aquella en la que se arroja moco, también denominado flema o esputo.
Según su duración, la tos puede ser aguda, subaguda o crónica. La primera generalmente comienza de manera repentina y a menudo se debe a un resfriado, una gripe o una infección sinusal, y suele desaparecer después de tres semanas. La segunda dura de 3 a 8 semanas, y la tercera dura más de 3 semanas.
Si tienes asma u otra enfermedad pulmonar crónica, asegúrate de estar tomando los medicamentos que te recetó el médico.
Vía: HealthDay News, National Library of Medicine
