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La ansiedad es una sensación que todas las personas llegamos a experimentar en al menos una ocasión. Todas las personas pueden llegar a sentirse ansiosas, desde los adultos hasta los niños, e incluso los bebés.

Sentir ansiedad no solo es común, sino también necesario. Sentir y lidiar con esta sensación puede preparar a las personas más jóvenes a enfrentar experiencias y situaciones retadoras en la vida.

Si bien se podría pensar que los bebés están exentos de experimentar sensaciones como la ansiedad y el estrés, la realidad es que sí pueden sentir ambas, y de forma más común de la que se cree.

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De acuerdo con expertos, los bebés y los niños pueden llegar a sentirse ansiosos en varios escenarios:

-Los bebés experimentan ansiedad ante la presencia de personas extrañas. Lo demuestran abrazando fuertemente a sus padres cuando personas que no reconocen se acercan a ellos.

-Los pequeños de entre 10 y 18 meses de vida llegan a sentirse ansiosos debido a la separación, sintiéndose emocionalmente disgustados cuando uno o sus dos padres se apartan de su lado.

-Los niños con edades entre 4 y 6 años experimentan esta sensación con respecto a las cosas que no se basan en la realidad. El mejor ejemplo es el miedo a los monstruos y a los fantasmas.

-Los niños de entre 7 y 12 años generalmente tienen ansiedad ante circunstancias reales que pueden ocurrirles, como por ejemplo accidentes o desastres naturales.

Si bien la ansiedad es tachada como una sensación negativa, lo cierto es que sentirse ansioso ante ciertas cosas puede ser positivo, ya que hace que los niños se comporten de una manera más segura.

Sin embargo, en el caso de los bebés, se debe evitar que sean constantemente expuestos a situaciones que les hagan sentirse ansiosos. Para lograrlo, los expertos recomiendan llevar a cabo acciones como:

1. Atender siempre el llanto del bebé.

2. Tomarlo en brazos (cargarlo).

3. Interactuar con él desde el embarazo.

4. Hablarle, sonreírle y favorecer la cercanía y el contacto físico (realizarle masajes, caricias, etc).

5. Establecer rutinas diarias de alimentación, higiene, abrigo y sueño que le permitan sentirse tranquilo y seguro.

 

Vía: Kid’s Health, The Huffington Post