En cualquier persona, la pérdida de audición puede ocurrir después de haberse expuesto a un solo sonido fuerte, como por ejemplo la explosión de un petardo, pero es más común que ocurra debido a la exposición repetida a un ruido de gran intensidad. Esto ocurre cuando realizamos tareas que implican el uso de ciertos aparatos o herramientas capaces de emitir sonidos a muy alto volumen y que usamos en nuestra vida diaria.

Por lo anterior, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) nos mencionan las siguientes actividades cotidianas que pueden conducir a la pérdida de audición a largo plazo:

  1. Escuchar música a un volumen fuerte, ya sea desde teléfonos inteligentes o dispositivos similares.
  2. Participar en una clase de acondicionamiento físico donde se reproduce música fuerte.
  3. Usar juguetes para niños que producen sonidos fuertes.
  4. Asistir a eventos deportivos populares y conciertos de música.
  5. Utilizar herramientas eléctricas.

Recuerda que todos los días nos encontramos expuestos a sonidos en nuestro ambiente, como los que vienen de la televisión y el radio, los aparatos electrodomésticos y el tráfico; de ahí la importancia de medirse con las actividades antes citadas. Usualmente escuchamos estos sonidos a niveles que no afectan nuestra audición. No obstante, los ruidos muy altos pueden ser dañinos para nuestra salud, sin importar si duran poco o mucho tiempo. Tales ruidos pueden dañar las estructuras delicadas del oído interno, causando pérdida de audición más adelante en la vida.

Conoce más: ¿Qué relación tiene el ruido con el desarrollo de enfermedades crónico degenerativas?

Cabe destacar que la pérdida de audición por exponerse a ruidos fuertes puede ser inmediata o puede tomar mucho tiempo hasta que la notes. Puede ser temporal o permanente y puede afectar a uno o ambos oídos. Incluso podrías no darte cuenta que estás dañando tu audición, lo que te traerá problemas en el futuro.

Afortunadamente, la afección se puede prevenir. Dos factores importantes para proteger tu audición son mantener una distancia considerable entre el punto de origen del sonido y tu persona, así como limitar la cantidad de tiempo que te expones al sonido. Una regla práctica es evitar sonidos que sean “demasiado altos” y que estén “demasiado cercanos”, o que duren “demasiado tiempo”.

 

Vía: Health Day News / National Institute on Deafness and Other Communication Disorders