Para diagnosticar una infección del tracto urinario, los médicos revisan el historial médico de los pacientes y les realizan un examen físico. Algunas de las pruebas médicas de cajón incluyen:

1. Análisis de orina. Las pruebas de laboratorio de la orina se realizan para detectar varias células y sustancias químicas, como glóbulos rojos y blancos, gérmenes (como bacterias) o muchas proteínas.

Si las infecciones urinarias se vuelven un problema recurrente, se pueden usar otras pruebas para ver si el tracto urinario es normal. Estas pruebas pueden incluir:

2. Pielograma intravenoso (PIV). Se trata de una serie de radiografías del riñón, los uréteres (los dos conductos que conectan los riñones con la vejiga) y la vejiga. Utiliza un tinte de contraste inyectado en una vena. Esto se puede usar para encontrar tumores, anomalías estructurales, cálculos renales u obstrucciones. También controla el flujo sanguíneo en los riñones.

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3. Cistoscopia. En esta prueba, se coloca un tubo delgado y flexible así como un dispositivo de visualización a través de la uretra, a fin de examinar la vejiga y otras partes del tracto urinario. Se pueden encontrar cambios o bloqueos estructurales, como tumores o cálculos.

4. Ecografía de riñón y vejiga. Esta prueba de diagnóstico por imágenes utiliza ondas sonoras de alta frecuencia para crear imágenes de la vejiga y los riñones en una pantalla de computadora. La prueba se usa para determinar el tamaño y la forma de la vejiga y los riñones, y verificar si hay una masa, cálculos renales, quistes u otros bloqueos o anomalías.

 

Vía: Johns Hopkins Medicine