Morderse las uñas es algo más que solo un mal hábito, ya que puede dañar a nuestra salud.
La Academia Americana de Dermatología advierte los siguientes efectos secundarios potenciales de morderse las uñas, a fin de que quienes lo hacen; dejen por completo esta práctica:
- Dolor y sangrado en la piel circundante.
- Crecimiento pobre de las uñas, que puede volverse permanente si tiendes a morder demasiado tus uñas.
- Infección en las uñas y en la piel cercana.
- Infección de la boca o de las encías.
En medicina, el mal hábito de comerse las uñas es conocido como “onicofagia”, y se refiere a la repetición constante, frecuente e inconsciente de morderse las uñas. Es más común en niños y adultos jóvenes, aunque ha mostrado una mayor prevalencia entre las niñas.
Morderse las uñas implica un estado de ansiedad y estrés aumentado, y se incluye dentro de los llamados “trastornos temporomandibulares”, que se refieren a la alteración funcional del sistema estomatognático, compuesto por el conjunto de órganos y tejidos que nos permiten comer, hablar, pronunciar, masticar, deglutir, sonreír, respirar, besar o succionar.
Si tu o alguno de tus hijos se muerde de manera compulsiva las uñas y no han podido dejar de hacerlo por cuenta propia, es importante acudir tanto con el médico de cabecera como con un terapeuta (psicólogo o psiquiatra) y un dentista, a fin de hallar un tratamiento integral adecuado que ayude a combatir y evitar efectos secundarios producto de esta práctica, y que permita acabar con el hábito.
Vía: Health Library; Revista Clínica de Periodoncia, Implantología y Rehabilitación Oral
