De acuerdo con el Instituto Nacional de Investigación Dental y Craneofacial de Estados Unidos (NIDCR), las glándulas salivales se ubican en la boca y se clasifican en tres pares importantes:

  • Glándulas parótidas: se encuentran al frente y justo debajo de cada oreja.
  • Glándulas submandibulares: se ubican debajo de la mandíbula.
  • Glándulas sublinguales: se encuentran debajo de la lengua.

En conjunto, todas estas glándulas producen la saliva y la secretan en la boca a través de aberturas llamadas conductos. Recordemos que la saliva humedece los alimentos, lo que permite masticarlos, tragarlos y digerirlos. La saliva también mantiene la boca limpia y sana, porque contiene anticuerpos que matan a los diversos gérmenes.

No obstante, si las glándulas salivales se dañan o no producen saliva en cantidades suficientes, el sentido del gusto puede verse afectado, pueden dificultar la masticación y tragar alimento, y pueden aumentar el riesgo de caries, pérdida de dientes e infecciones en la boca.

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Por ello, el NIDCR nos menciona algunas causas relacionadas con alteraciones o daños en las glándulas salivales:

  1. Obstrucción: los cálculos pequeños que se forman en los conductos salivales pueden obstruir el flujo de la saliva. La glándula puede inflamarse, infectarse y ocasionar dolor. Si existen estrechamientos pequeños o giros en el sistema de conductos de las glándulas salivales grandes, también puede haber una disminución en el flujo salival.
  2. Infección: si la saliva se acumula detrás de una obstrucción en un conducto, la glándula puede infectarse. La infección de los nódulos linfáticos debida a una irritación en la garganta o a un resfriado también puede propiciar una infección secundaria en las glándulas salivales.
  3. Tumores: usualmente, los tumores se manifiestan como crecimientos en las glándulas salivales que no causan dolor. Los tumores malignos (cancerosos) generalmente crecen de forma rápida, pueden o no causar dolor, y pueden ocasionar pérdida de movimiento en el lado afectado de la cara.
  4. Trastornos del sistema inmune: enfermedades como el VIH/SIDA y ciertos trastornos autoinmunes como el síndrome de Sjögren y la artritis reumatoide pueden provocar inflamación y dolor en las glándulas salivales. La diabetes también puede propiciar agrandamiento de estas glándulas. Y las personas con alcoholismo pueden sufrir inflamación de las glándulas salivales en ambos lados.

Con base en lo anterior, es importante que acudas con tu médico si presentas los siguientes síntomas, pues son indicadores de algún problema en las glándulas salivales:

  • Un mal sabor en la boca
  • Dificultad para abrir la boca
  • Sequedad bucal
  • Dolor en la cara o en la boca
  • Inflamación en la cara o el cuello, o debajo de la lengua.

 

Vía: National Institute of Dental and Craniofacial Research