La escarlatina, también conocida como fiebre escarlatina, es una infección causada por bacterias conocidas como estreptococos del «grupo a». Hasta el momento no existe vacuna contra la enfermedad, que generalmente se trata con una ronda de antibióticos.

Los posibles síntomas a observar son una erupción roja, fiebre, dolor de garganta, enrojecimiento en las axilas y la ingle, una lengua blanca, glándulas inflamadas y dolores en el cuerpo.

Si no recibe tratamiento a la brevedad, la escarlatina puede provocar fiebre reumática, enfermedad renal, infecciones de oído, abscesos en la garganta, neumonía y artritis.

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Por lo anterior, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos ofrecen estas sugerencias para prevenir la escarlatina:

  1. Lávate las manos con frecuencia, especialmente después de toser o estornudar, y antes de preparar alimentos o comer.
  2. Lava vasos, utensilios y platos después de que alguien que esté enfermo(a) los use.
  3. Quédate en casa, no vayas al trabajo, a la escuela o a la guardería hasta que ya no tengas fiebre y hayas tomado antibióticos durante, al menos, 24 horas.

Hace algún tiempo, la escarlatina era considerada una enfermedad muy grave de la niñez, pero hoy en día es fácilmente curable. Las bacterias estreptocócicas que la provocan producen una toxina que da lugar a la erupción rojiza característica, que le da nombre a la enfermedad.

El principal factor de riesgo para contraer la escarlatina es la infección por las bacterias que mencionamos al inicio, que además causan la faringitis estreptocócica. Recuerda que un brote de dicha faringitis o de escarlatina en la comunidad, el vecindario o la escuela puede incrementar el riesgo de infección, de ahí la importancia de seguir estas recomendaciones.

 

Vía: Health Day News / Medline Plus