Si caminar es tu forma favorita de ejercicio, es importante que reduzcas el riesgo de lesiones y dividas tu caminata en tres etapas: calentamiento, aceleración y enfriamiento.

Por ello, el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y del Riñón de Estados Unidos sugiere lo siguiente:

  1. Camina lentamente para calentar.
  2. Después de unos minutos, acelera a un ritmo rápido. Debes sentir cómo tu ritmo cardíaco sube, pero todavía debes poder respirar y hablar con facilidad.
  3. Refréscate caminando lentamente durante los últimos minutos de tu entrenamiento. También es importante que practiques estiramientos lentos y suaves como parte de tu enfriamiento.

Recuerda que llevar una vida sedentaria es uno de los principales factores de riesgo para desarrollar enfermedades. Si este es tu caso, debes intentar, al menos, ir moviendo poco a poco tu cuerpo. Una vez que lo hagas, verás que los cambios no se harán esperar, te sentirás con mayor energía y tendrás un mejor ánimo para enfrentar tu día a día.

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Nada mejor que comenzar a moverte con una caminata diaria de al menos 30 minutos. No olvides que debes iniciar la actividad paulatinamente, llevando a cabo los consejos que te mencionamos al inicio e hidratándote de forma correcta.

Quizás el primer día te sientas agotado(a) antes de terminar tu caminata; si no logras completarla en 30 minutos no debes alarmarte. Hazla con intervalos de descanso, hasta que tu cuerpo se adapte a la nueva actividad.

Para aumentar la intensidad de este tipo de ejercicio es importante que consultes a tu médico y a un entrenador certificado, ya que sabrán adecuar tu rutina según tu cuerpo y tu estado de salud.

 

Vía: Health Day News / Mejor con Salud