Tan solo en Estados Unidos, existen uno 470,000 niños con epilepsia, así lo indican los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de dicha nación. Esto significa que en una escuela de 1,000 niños, alrededor de seis de ellos pueden tener epilepsia, una condición neurológica que se caracteriza por que hayan dos o más convulsiones no provocadas.

Una convulsión, definida como una sola ocurrencia de actividad cerebral anormal, puede ser aterradora para los padres. Esta puede parecerse a muchas cosas diferentes, pero normalmente incluye:

  • Rigidez repentina del cuerpo
  • Pérdida de consciencia
  • Mirada fija
  • Movimientos espasmódicos de brazos y piernas
  • Problemas respiratorios
  • Pérdida del control de los intestinos o la vejiga

Por ello, si tu hijo(a) ha sido diagnosticado(a) con un trastorno convulsivo, tres pasos clave pueden ayudarte a garantizar su seguridad:

  1. Primero, asegúrate de que tu hijo(a) tome su medicamento anticonvulsivo con regularidad. Una dosis omitida podría provocar más convulsiones, advierte la Epilepsy Foundation. «A menudo podemos controlar las convulsiones con medicamentos, pero tenemos que adaptarlos específicamente a la persona y hay que ser religioso al tomarlos», indicó Richard Sultan, director de neurología infantil para servicios hospitalarios en el Hovnanian Children’s Hospital del Centro Médico de la Universidad de Jersey Shore.
  2. En segundo lugar, asegúrate de saber qué hacer durante las convulsiones de tu hija o hijo. Si bien existen diferentes tipos de convulsiones, los primeros auxilios pueden incluir sostener su cabeza, mantenerlos de lado, cronometrar el episodio y quitar cualquier cosa que esté en la boca.
  3. A continuación, aprende qué desencadena una convulsión en tu hijo(a) y haz todo lo posible para evitarla. Por ejemplo, la falta de sueño puede desencadenar una convulsión, así que procura que tu hijo se acueste a tiempo y duerma lo suficiente.

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Otras cosas que puedes hacer para mantener seguro(a) a tu hijo(a) incluyen:

  • Usar un monitor para bebés en su habitación por la noche para observar si hay convulsiones mientras duerme.
  • Asegurarse de que las niñeras y los cuidadores conozcan los primeros auxilios para las convulsiones.
  • Alentar a los niños que tienen la edad suficiente para bañarse solos a tomar duchas en lugar de baños, a fin de evitar el riesgo de ahogamiento.

RECUERDA: La clave es mantenerte alerta y comunicarte regularmente con tu médico. Este último podrá modificar los medicamentos si es necesario, pero necesitará que le brindes información precisa para hacerlo.

Asimismo, el doctor Sultan pide a los padres no olvidar que los niños son extremadamente resistentes. Muchos adultos pueden tardar más en recuperarse después de una convulsión, pero los niños suelen recuperarse mucho más rápido.

 

Vía: Hackensack Merididan Health