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El proceso de dentición -que es el nombre médico que recibe la salida de los dientes de leche en las encías de un bebé- es algo natural y necesario para la salud integral. Sin embargo, puede llegar a ser un tormento tanto para los pequeños como para sus padres. Es por ello que no hay nada mejor que estar preparados.

Aunque existen casos donde la dentición puede empezar a los 3 meses de edad, por lo general, los dientes de leche comienzan a aparecer en el borde de las encías de los pequeños cuando estos tienen entre 4 y 7 meses.

De acuerdo con expertos, la mayoría de los niños tienen sus 20 dientes de leche aproximadamente cuando cumplen tres años. Si a un pequeño le salen más lento que ese tiempo, lo mejor es hablar con el pediatra.

Cuando a los bebés les comienzan a salir sus primeros dientes de leche, es muy probable que estos babeen y tiendan a morder más de lo habitual.

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Cabe resaltar que, aunque hay bebés para quienes la salida de los dientes no es un proceso doloroso, para algunos puede significar experimentar breves lapsos de irritabilidad, otros más pueden mostrar inquietud por varias semanas, con episodios de llanto y alteraciones en los patrones de sueño y de alimentación.

Algunos consejos que recomiendan expertos para ayudar a los pequeños a sobrellevar este proceso son:

1 Limpiar con frecuencia la cara del bebé con un paño o toallita suave, para quitarle el exceso de baba, a fin de evitar que se le irrite la piel y que se le desarrollen erupciones.

2 Frotar las encías del bebé con un dedo limpio.

3 Dar al bebé algo que pueda morder. Se debe tener cuidado de que el objeto sea lo bastante grande para que no se lo pueda tragar ni atragantarse con él, y de que no se pueda romper en fragmentos de tamaño reducido. Un paño húmedo que haya estado previamente en el congelador durante 30 minutos puede ser muy útil (se debe asegurar que no esté muy duro, asimismo se debe lavar después de que lo utilice el bebé). Los aros de goma especiales para la dentición también son buena opción, siempre y cuando sea un modelo que no contenga líquido en su interior, ya que podría romperse y perder líquido. Los expertos aconsejan que si se utiliza este tipo de aros, deben ser enfriados en la nevera, nunca en el congelador. Asimismo, estos aros no deben ser hervidos ni esterilizados, pues los cambios extremos en la temperatura podrían dañar el plástico y provocar pérdidas de sustancias químicas.

Aunque la dentición puede llegar a ser un proceso molesto e incluso doloroso, si tu bebé está muy irritable, lo más recomendable es acudir con un especialista en salud.

 

Vía: Kid’s Health