Una amplia variedad de condiciones de salud (así como los medicamentos que las tratan) pueden tener una conexión sorprendente con la calidad de tu sueño. Por ello, a continuación te mostramos cómo algunas afecciones comunes están relacionadas con los problemas de sueño:

1. Alergias

Las alergias a los ácaros del polvo, el moho, el polen y otras sustancias que causan estornudos, congestión y picazón en los ojos, pueden provocar más despertares nocturnos y mala calidad del sueño. “Si tienes apnea obstructiva del sueño leve (pausas en la respiración), una congestión nasal podría empeorar las cosas porque tendrás que respirar por la boca con más frecuencia”, señala el doctor Vsevolod Y. Polotsky, experto en sueño de la Universidad Johns Hopkins. Asimismo, los medicamentos para la alergia que contienen pseudoefedrina pueden evitar que te duermas, mientras que los que contienen antihistamínicos como la difenhidramina pueden provocarte una sensación de somnolencia extrema al día siguiente.

2. Enfermedad de Alzheimer

El insomnio y el sueño diurno son más comunes en las últimas etapas de la enfermedad de Alzheimer. Mantener un horario diurno regular, así como un adecuado régimen de medicamentos, puede ayudar a mejorar la calidad del sueño.

3. Asma

Para aproximadamente el 60 por ciento de las personas con asma, los cambios en las vías respiratorias durante la noche (llamados “asma nocturna”) pueden provocar tos, sibilancias y dificultad para respirar que interrumpen el sueño. La teofilina, un medicamento para esta afección, puede contribuir a que la persona tenga problemas de sueño y despertares nocturnos más frecuentes, al igual que un uso más frecuente del inhalador de alivio rápido albuterol.

4. Hiperplasia prostática benigna

Tan solo en Estados Unidos, hasta 14 millones de hombres tienen agrandamiento de la próstata; como resultado, casi uno de cada tres varones mayores de 60 años se despierta dos o más veces durante la noche para ir al baño. Los medicamentos tratar la condición pueden ayudar a mejorar la calidad del sueño.

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5. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)

Los trastornos pulmonares como el enfisema, la bronquitis crónica y el asma pueden provocar tos, dolor en el pecho y dificultad para respirar, comprometiendo la calidad del sueño de quienes los padecen. Los niveles de oxígeno en sangre pueden descender y causar cansancio durante el día. Además, hasta el 15 por ciento de las personas con EPOC puede tener apnea del sueño. Algunos medicamentos para la condición, como el albuterol y la prednisona, también pueden provocar problemas para dormir.

6. Insuficiencia cardíaca congestiva

Millones de personas padecen esta afección que debilita la capacidad del corazón para bombear sangre, y también aumenta el riesgo de desarrollar apnea del sueño y temblores de brazos y piernas que interrumpen el sueño, llamados movimientos periódicos de las extremidades. Los tratamientos para la insuficiencia cardíaca pueden ayudar. Es posible que también se requieran tratamientos para la apnea, como un respirador de presión positiva continua en las vías respiratorias.

7. Depresión y ansiedad

«Todo el mundo tiene una mala noche de sueño de vez en cuando, tal vez porque está estresado o preocupado por algún acontecimiento de su vida. Pero si los problemas de sueño persisten, la depresión o la ansiedad podrían estar involucradas”, advierte Nisha Aurora, también experta en sueño de Johns Hopkins. “El tratamiento de la depresión y la ansiedad puede ayudar a mejorar la calidad del sueño, y el tratamiento de los problemas del sueño puede mejorar estos problemas de salud mental. Es posible que tú y tu médico tengan que examinar ambos».

8. Diabetes

Tener niveles altos de azúcar en sangre puede provocar que los riñones excreten más glucosa en la orina, lo que lleva a más viajes al baño por la noche. Además, muchas personas con diabetes también tienen sobrepeso, lo que puede aumentar su riesgo de padecer apnea del sueño. El dolor causado por el daño nervioso relacionado con la diabetes (neuropatía periférica), así como los sudores nocturnos debidos a los cambios en los niveles de azúcar en sangre, también pueden afectar la calidad del sueño.

9. Reflujo gastroesofágico

Los estudios muestran que hasta tres de cada cuatro personas con acidez estomacal tienen síntomas nocturnos al menos una vez a la semana. Acostarse empeora el dolor causado por el reflujo del ácido estomacal hacia el esófago. Evitar las comidas abundantes y el alcohol antes de acostarse, así como levantar la cabecera de la cama unos 15 cm, puede ayudar.

10. Enfermedad de Parkinson

El insomnio, las pesadillas, la representación de los sueños durante el sueño, la apnea del sueño y el quedarse dormido sin previo aviso durante el día se encuentran entre los problemas de sueño que pueden experimentar las personas con Parkinson. Los medicamentos pueden ayudar, aunque algunos que ayudan a tratar la enfermedad pueden contribuir al insomnio. El médico a cargo puede sugerir tomarlos más temprano en el día.

 

Vía: Johns Hopkins Medicine