10 Vacunación y AutismoUn pequeño colegio privado en San Francisco se encuentra con un gran problema: la mayoría de los padres se rehúsan a vacunar a sus hijos. En una situación normal, uno o dos niños sin inmunización completa podrían utilizar la inmunidad de sus compañeros como escudo contra la enfermedad; cuando la llamada “inmunidad de manada” desaparece, sin embargo, y un 65% de los alumnos no son vacunados, un sólo caso de rubéola o sarampión podría diezmar a la población estudiantil. En Agosto de este año, se reportaron 21 casos de esta última enfermedad tan sólo en una población Texana, todos relacionados con un grupo anti-vacunación. Aunque pueda parecer obvio, negarse a vacunar a los niños es tremendamente irresponsable, ¿qué podría motivar entonces a hacerlo, a estas familias con alto nivel educativo, aun conociendo todos los beneficios de la vacunación?

La realidad es más complicada de lo que parece. Una familia en particular cita una historia de enfermedades auto inmunes, afectando desde a sus abuelos hasta a los tíos. Hoy teme que la vacunación, por su naturaleza que afecta y modifica al sistema inmunológico de manera directa, pueda provocar una enfermedad fatal en su hija. Sin embargo, esta familia intenta compensar la falta de vacunación con estricta vigilancia, manteniendo a la niña en casa tan pronto presenta síntomas de una posible enfermedad seria, y es de igual manera obvio que este tipo de circunstancias no afectan al resto de los alumnos en el colegio.

Otros padres se niegan a vacunar a sus hijos hasta comprobar por sí mismos que el sistema inmunológico de sus hijos puede soportar el proceso de vacunación. Más aún prefieren métodos tradicionales de inoculación, infectando intencionalmente a los niños con enfermedades curables como la varicela con fin de desarrollar defensas naturales contra ella. Sin embargo, la mayoría de los padres del colegio de San Francisco, presentan otro razonamiento, el cual se puede rastrear a una fatídica entrevista realizada en el 2008 en el programa televisivo de Larry King.

En esa entrevista, Jenny McCarthy, celebridad reconocida por su carrera de modelo y actuación, declaró que el autismo de su hijo había sido causado por la vacunación. Más aún, decidió que10 Vacunación y Autismo int la vacunación tiene el potencial de provocar autismo en niños, y recomendó a padres no vacunar a sus hijos. Hasta presentó un estudio clínico que establecía la relación entre la vacuna contra el sarampión, las paperas, y la rubéola y el desarrollo del autismo en niños, una gran porción del público norteamericano, tomó como buena esta declaración y poniendo su fe en la celebridad, comenzó a protestar por una supuesta conspiración farmacológica, y desencadenó una serie de objeciones pseudo científicas contra la vacunación en general.

Poco tiempo después, el estudio fue descubierto como falso. El doctor que lo condujo, Andrew Wakefield, utilizó datos manipulados e incluso falsificados para probar su supuesta hipótesis, y por ello, perdió su licencia médica y sus artículos fueron retirados; se descubrió tiempo después que falsificó el estudio para provocar un pánico del cual podría aprovecharse. Estudios conducidos por diversos laboratorios médicos fallaron en encontrar incluso rastros menores de una relación entre la vacunación y el autismo. Las compañías farmacológicas supuestamente conspirando para provocar autismo en niños removieron como medida de precaución el compuesto de mercurio (un preservativo) que McCarthy declaró el origen del problema, y estudios médicos comprobados por el Instituto Nacional de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) refutaron que este pudiera haber causado efectos secundarios, comentando adicionalmente que los compuestos que McCarthy decidió curaron a su hijo de su autismo, la diagnosis de esta condición disputada por la comunidad médica, estaban relacionados con riesgos altamente elevados de ataque cardiaco y accidente cerebrovascular.

¿Por qué, entonces, sigue un sector considerable de la población creyendo a una celebridad, cuyas mayores credenciales médicas son repetidas apariciones en la televisión? Tristemente, la respuesta se reduce al instinto paternal sobre-protector: padres con hijos sufriendo de enfermedades como el autismo se cuelgan de cualquier esperanza que puedan; padres que temen que sus hijos puedan desarrollar una enfermedad de tal magnitud temen tratamientos médicos que no entienden en su totalidad. Una celebridad es, a sus ojos, una persona con la quien es fácil identificarse, tan sólo otra madre tratando de lidiar con la trágica enfermedad de su hijo.

Para los padres del pequeño colegio en San Francisco, por más educados que sean, es más fácil que decidan no vacunar a sus hijos y esperen que la “inmunidad en manada” prevenga una enfermedad, que vacunarlos y arriesgar el desarrollo de una enfermedad peor. Aún una declaración exhaustivamente refutada tiene el potencial para provocar en ellos una duda, y para un padre, una duda es suficiente. El problema entra cuando el 65% de los niños de un colegio no están vacunados: si se enferma uno de ellos, corren el riesgo de enfermar los demás. En una escala mayor, si se deja esta falsa creencia proliferar hasta afectar a grupos más grandes de población, uno de los avances y beneficios más importantes de la medicina moderna desaparece por completo, y enfermedades a un punto de ser erradicadas regresan a primera plana: es importante educar a la población sobre la importancia de la vacunación, particularmente en niños, y por lo mismo sobre la seguridad de la vacunación.

La vacunación no provoca el desarrollo del autismo en niños, y si estos no son vacunados, corren riesgos aún mayores.

 

Fuentes:

Anderson, Lessley. “Vaccine deniers: inside the dumb, dangerous new fad.” The Verge. Vox Media. Octubre 21, 2013. Web.