Puedes prevenir la influenza si te pones la vacuna contra la gripe todos los años, tan pronto como esté disponible. La vacuna previene la mayoría de los casos de gripe. Pero incluso si la vacuna no previene la enfermedad, puede hacer que los síntomas sean menos graves y reducir la posibilidad de problemas por la misma, así lo indica el Sistema de Salud de la Universidad de Michigan (Estados Unidos).

¿Qué tipos de vacunas contra la influenza existen?

Los virus de la gripe siempre están cambiando. La vacuna contra la influenza de cada año está diseñada para proteger contra los virus que probablemente causen enfermedades en ese año en particular. Pregúntale a tu médico si la vacuna es segura y cuál es la mejor para ti.

Cabe señalar que las vacunas contra la influenza están diseñadas para combatir más de una cepa de influenza. Por ejemplo, una vacuna trivalente funciona contra tres cepas y una vacuna tetravalente funciona contra cuatro cepas de la gripe. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) no recomiendan más una versión que otra.

¿Quién debe vacunarse contra la gripe?

Todas las personas de 6 meses o más deben vacunarse contra la gripe todos los años, excepto las personas con fiebre o las que hayan tenido problemas graves con estas u otras vacunas en el pasado. La vacuna contra la influenza reduce la posibilidad de contraer y propagar la gripe.

¿Quiénes corren un alto riesgo de tener problemas a causa de la influenza?

La vacuna contra la gripe es muy importante para las personas que tienen un alto riesgo de contraer otros problemas de salud a causa de la enfermedad. Estas incluyen:

  • Cualquier persona de 50 años o más.
  • Personas que viven en un centro de atención a largo plazo, como un hogar de ancianos.
  • Todos los niños de 6 meses a 18 años.
  • Mujeres que estarán embarazadas durante la temporada de influenza.
  • Adultos y niños de 6 meses en adelante que tienen problemas cardíacos o pulmonares a largo plazo, como asma.
  • Adultos y niños de 6 meses en adelante que necesitaron atención médica o estuvieron en un hospital durante el último año debido a diabetes, enfermedad renal crónica o un sistema inmunológico débil (incluido el VIH o el SIDA).
  • Personas que padecen alguna afección que pueda dificultar la respiración o la deglución (como una lesión cerebral o trastornos musculares).
  • Personas que pueden contagiar la gripe a otras personas que corren un alto riesgo de tener problemas a causa de la misma. Esto incluye a todos los trabajadores de la salud y contactos cercanos de personas de 65 años o más.

 

Fuente: University of Michigan Health