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Un grupo de investigadores sugiere que la vacuna contra la tuberculosis (TB) podría ayudar a reducir el riesgo de muerte por COVID-19, así lo dieron a conocer en un estudio que publicaron en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Los países en desarrollo tienen tasas de mortalidad por COVID-19 inferiores a las esperadas, y una vacuna contra la TB administrada en países con altas tasas de tuberculosis desempeñaría un papel importante en la reducción de las tasas de mortalidad por COVID-19, dijeron los autores.

La vacuna, que se administra habitualmente a niños en países donde la infección por TB es común, se llama Bacille Calmette-Guérin o BCG para abreviar, la cual no es ampliamente utilizada en Estados Unidos.

«En nuestra investigación inicial, encontramos que los países con altas tasas de vacunación con BCG tenían tasas más bajas de mortalidad», señaló Luis Escobar, profesor asistente en la Facultad de Recursos Naturales y Medio Ambiente de Virginia Tech.

«Pero todos los países son distintos: Guatemala tiene una población más joven que, por ejemplo, Italia, por lo que tuvimos que hacer ajustes a los datos para acomodar esas diferencias», agregó el experto.

Para el estudio, Escobar y sus colegas de los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. recolectaron datos de muertes por COVID-19 de todo el mundo.

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Tomaron en cuenta variables como el ingreso, el acceso a la educación y los servicios de salud, la población y la distribución por edad. Una vez analizadas todas las variables, se encontró un vínculo persistente entre las tasas más altas de vacunación con BCG y las tasas de mortalidad pico más bajas de COVID-19.

«El propósito de usar la vacuna BCG para proteger contra la COVID-19 grave sería estimular una inmunidad amplia, innata y de respuesta rápida», apuntó Escobar.

Se ha demostrado que las vacunas BCG brindan una amplia protección para varias enfermedades respiratorias virales además de la tuberculosis, subrayó

Cabe destacar que los resultados son preliminares y no probaron causa y efecto, por lo que se requiere más investigación, subrayó Escobar.

«No estamos buscando asesorar políticas con este documento», refirió el investigador. «En cambio, este es un llamado para realizar más investigaciones. Necesitamos ver si podemos replicar esto en experimentos y, potencialmente, en ensayos clínicos. También necesitamos volver a los datos conforme obtengamos más información, para que podamos reevaluar nuestra comprensión de la pandemia de coronavirus».

La Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que no hay evidencia actual de que la vacuna BCG pueda proteger contra la COVID-19, y no se recomienda para ese propósito.

Sin embargo, ya se están realizando ensayos clínicos para determinar si la vacuna BCG en adultos brinda protección contra la COVID-19 grave.

 

Vía: Health Day News